España vuelve a alejarse de su objetivo de déficit y pone a prueba la paciencia del mercado

    • El INE revela que el desequilibrio de las cuentas públicas se fue hasta el 6,9% al cierre del tercer trimestre de 2013, cuatro décimas por encima del objetivo y peor que en 2012.
    • "Tenemos un grave problema fiscal y no se ha solucionado", advierten los expertos.

El presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem; conversa con el ministro de Economía, Luis de Guindos (i), en presencia de su homólogo sueco, Anders Borg (d), en una cumbre europea.
El presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem; conversa con el ministro de Economía, Luis de Guindos (i), en presencia de su homólogo sueco, Anders Borg (d), en una cumbre europea.

"No es lo mismo incumplir el déficit con la prima de riesgo en 400 puntos y los ojos de los inversores de todo el mundo fijos en España, que desviarse cuando ésta ha caído hasta los 190 puntos".

Hace ya semanas que desde el Ministerio de Hacienda se agarran a este razonamiento para relativizar el impacto que tendría un eventual incumplimiento del objetivo de déficit público pactado con Bruselas para el año 2013: el 6,5% del PIB.

Oficialmente, el Gobierno mantiene que las Administraciones Públicas españolas cumplirán con el dato de déficit previsto, pero lo cierto es que no paran de acumularse indicios que apuntan en otra dirección.

El último de ellos lo ha aportado este miércoles el Instituto Nacional de Estadística a través de las Cuentas Trimestrales No Financieras de los Sectores no Institucionales, de cuyos datos se desprende que el déficit público español cerró el tercer trimestre del año pasado en el 6,9% del PIB, cuatro décimas por encima del objetivo fijado para todo 2013.

La desviación sería aún mayor si se tuvieran en cuenta las ayudas a fondo perdido entregadas a instituciones financieras hasta octubre del año pasado en el marco del proceso de reestructuración del sector, que ascienden a cerca de 5.000 millones de euros y disparan el déficit público real de las Administraciones Públicas españolas (el que deberá financiarse con deuda) hacia el entorno del 7,5% del PIB.

Nos alivia que Bruselas accedió a no computar estas pérdidas como déficit a efectos del cumplimiento de nuestro plan de reestructuración fiscal, pero no se debe olvidar que esas pérdidas se tendrán que financiar con emisiones de deuda y tendrán un coste para España en intereses...Peor que el año pasado

Si nos ajustáramos únicamente a las cifras la situación a estas alturas sería peor que la del año pasado. Hace doce meses, el INE reveló un déficit público del 7,1% del PIB al cierre del tercer trimestre de 2012 cuando el objetivo -corregido desde al alza desde el 6,3% inicial- era del 6,8%; esta vez la desviación es un pelín mayor, la que va del 6,9% en que se ha cerrado el tercer trimestre al 6,5% oficial.

¿Hasta qué punto complica esta desviación el cumplimiento del objetivo de déficit? Antes de conocerse este dato, el instituto de análisis económico Fedea realizó una estimación de cómo podría acabar el año si las administraciones públicas ajustarán sus gastos tanto cómo lo hicieron en el último tramo de 2012. Su conclusión es que el déficit se iría al 7,2% del PIB.

Si añadimos que al cierre del tercer trimestre la desviación respecto al objetivo era aún mayor que el año pasado y que los datos disponibles del último trimestre del año 2013 apuntan a que el ajuste del gasto en las Administraciones Públicas ha sido sensiblemente menor, parece que el déficit podría ser aún mayor que esa cifra.La delicada confianza de los mercados

Tanto el Ministerio de Hacienda como buena parte de los institutos de análisis coinciden en quitar importancia a una posible desviación del déficit.

En la mayoría de los informes de servicios de estudios de organismos nacionales e internacionales esa desviación se da por descontada y, hasta el momento, no ha impedido ni que la inversión extranjera confíe en la deuda española, ni que la prima de riesgo continúe estrechándose (ya está por debajo de los 200 puntos) ni que los informes a inversores de influyentes bancos internacionales mantengan su apuesta por España, ni incluso que las agencias de calificación mejores sus expectativas sobre el país.

"Pero la confianza del mercado es muy voluble", advertía hace unos días el investigador de Fedea Juan Rubio, "y una nueva desviación del déficit este año sería preocupante, ya no tanto por la cifra en sí sino porque subraya que tenemos un grave problema fiscal que todavía no se ha solucionado".

Aunque más que de la City o de Wall Street el peligro podría venir de Bruselas. La Comisión Europea no ha levantado la supervisión especial que mantiene sobre el déficit español, en noviembre ya exigió un ajuste adicional de 3.000 millones en los Presupuestos (¿Recuerdan la negativa de Montoro a que el Presupuesto asumiera 3.600 millones del déficit eléctrico?) y podría volver a reclamar nuevos ajustes si viera que España ha relajado su compromiso con la reducción de sus desequilibrios presupuestarios.

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