Prisa, primera víctima de la guerra del mando a distancia

  • En apenas tres semanas, acuciada por su deuda de 4.900 millones, Prisa ha perdido su negocio de televisión en abierto y ha troceado la plataforma Digital+. Su gran apuesta por Sogecable ha terminado siendo su cruz.
Ruth Ugalde
Ruth Ugalde

Apostó al rojo y perdió. Cuando Juan Luis Cebrián, consejero delegado de Prisa, tomó la decisión de lanzar una opa sobre Sogecable y centrar los esfuerzos del grupo en el negocio audiovisual, con Cuatro como joya de la corona, nunca imaginó este trágico final. Apenas año y medio después de culminar aquella infructuosa oferta, la cadena de televisión ha sido engullida por Telecinco y el holding de la familia Polanco se ha convertido en la primera víctima de la guerra del mando a distancia.

El viernes, firmó un armisticio con la filial de Mediaset, por el cual se rendía y dejaba reducido su emporio audiovisual a menos de la mitad. Desde el punto de vista de los ingresos publicitarios, Cuatro representa el 60% de la facturación este negocio, al sumar 167,57 millones de euros, de los 283,5 millones ingresados por toda el área audiovisual en los nueve primeros meses del año.

A partir de ahora, el gran receptor de este dinero será Telecinco, ya que controlará el 81,7% de la sociedad fusionada con Cuatro. Esta nueva compañía está valorada en 3.000 millones de euros, de los cuales, Prisa sólo podrá llevar a su balance 550 millones. No obstante, el grupo de medios se ha garanizado un importante apunte contable que le ayudará a hacer más bonita la foto de la cuenta de resultados.

Aunque su participación en la nueva sociedad esté por debajo del 20% (18,3%), el hólding de la familia Polanco podrá apuntarse el 18,3% del beneficio de la nueva Telecinco gracias a los dos consejeros que ha acordado con la cadena amiga.

Tomando como referencia los 269,2 millones que ganó la cadena de Mediaset el pasado ejercicio, Prisa podría anotarse 49,26 millones de ganancias. ¿Que significa esto para la compañía? Un 32% más que los 37,16 millones que tuvo de beneficio en 2008. Además, al estar en posición minoritaria, desconsolidará la deuda de Cuatro.

Gigante con pies de barro

Aunque se trate de apuntes contables, Prisa necesita nuevos maquillajes que ayuden a embellecer su cuenta de resultados, mirada con lupa por sus bancos acreedores. Éstos son los que han forzado el rápido desenlace con Telecinco, deseos de eliminar riesgos ante el vencimiento, el próximo mes de marzo, del crédito de 1.950 millones que pidió Prisa para hacer frente a la opa de Sogecable. Y también quienes han rebajado las expectativas de precio de la familia Polanco.

Al final, la empresa de medios ha tenido que ver cómo Cuatro era comprada con papelitos, valorados en 550 millones para Prisa, cierto, pero que exigen vender las acciones que tendrá en la nueva Telecinco para poder ingresar dinero en caja. Además, las participaciones que ha vendido de Digital+ suponen valorar la compañía en 2.272 millones, frente a los 2.500 millones que hace pocos meses imponía para empezar a negociar.

Esta rebaja, no obstante, ha permitido conseguir una importante inyección de liquidez. El acuerdo con Mediaset le facilita ingresar en efectivo 500 millones por la venta del 22% de Digital+. Además, hace apenas tres semanas acordó con Telefónica un acuerdo similar por importe de 470 millones, de los 240 millones serán en efectivo y otros 230 millones en la eliminación de créditos con Sogecable. Dicho de otro modo, sólo con estos movimientos, la compañía reduce en casi 1.000 millones su endeudamiento y desconsolida los compromisos financieros ligados a Cuatro.

Pero el precio pagado a cambio ha sido alto. Sobre todo, porque supone renunciar a la apuesta estratégica del grupo y a la sociedad que estaba llamada a ser su maná de futuro: Cuatro. Además, aunque continue conservando la mayoría de Digital+, los movimientos de Cebrián y su equipo estarán muy condicionados por sus dos nuevos socios. Telefónica se ha hecho con el control de la caja del grupo, al haberse reservado el derecho de nombrar al director financiero, mientras que Mediaset dictará la dirección de contenidos.

Príncipe destronado

Para comprender el desenlace que está viviendo Prisa debe echarse la vista atrás. Y en este flashback entran en juego numerosos factores, como la redefinición del negocio de los medios de comunicación, claramente marcado por el imparable ascenso de Internet, el apagón analógico, con la consecuente multiplicación del número de canales digitales, o la crisis publicitaria, gracias al amplio abanico de nuevos soportes.

En medio de esta metamorfosis del sector, en los últimos dos años, las grandes cadenas de televisión privadas -Antena 3, Cuatro, Telecinco y La Sexta- han protagonizado una guerra sin cuartel, culminada por la bomba atómica de los contratos multimillonarios para hacerse con los derechos del fútbol, de la Fórmula 1, de los personajes estrella o de las series fetiché para el público español.

Tanto esfuerzo ha terminado siendo en balde para Prisa, que ha sumado a todos estos factores su disparado endeudamiento y la crisis de los medios convencionales. Demasiadas batallas para un sólo rey.

Mostrar comentarios