Bankia, historia de una intervención encubierta

  • Cambio de gestores, inyección de dinero público, y supervisión del Banco de España. En castellano baladí, esto se llama intervención. Pero, en el caso de Bankia, se está haciendo sin que Economía entre oficialmente en la entidad, para evitar dañar más la imagen de España. Eso sí, extraoficialmente, todos los pasos se dictan en cadena desde el despacho de Luis de Guindos.

Rato formalizará su dimisión de Bankia el viernes
Rato formalizará su dimisión de Bankia el viernes
Ruth Ugalde

"Para que el rescate de una entidad no parezca una intervención, debes poner a un profesional de primer nivel al frente, e inyectar dinero en una forma sofisticada, como los bonos contingentes convertibles". Esta frase, pronunciada por Jesús Palau, profesor del Departamento de Finanzas de Esade, pone blanco sobre negro lo que muchos piensa: Bankia, de facto, está siendo intervenida.

La sucesión de hechos es la siguiente: El Ministerio de Economía, con su brazo ejecutor, el Banco de España, da un golpe en la mesa y dice que la entidad debe ser saneada ya; y se pone en marcha la maquinaria para relevar a la cúpula de la entidad e inyectarle el dinero necesario para mantenerla en pie, sin descartar ayudas públicas.

Pero, como la línea roja entre intervención y supervisión es muy delgada, toda la trama se desarrolla transmitiendo al mercado, que al final es quien está exigiendo todos estos cambios, los mensajes que quiere oír:

1-. El Gobierno no tiene un trato preferencial con Bankia porque al frente esté Rodrigo Rato. Y éste dimite tras decírselo Moncloa.

2-. Si hasta Rato paga los platos rotos, significa que al Ejecutivo de Rajoy no le tiembla el pulso para tomar las medidas que hagan falta.

3-. Rajoy está dispuesto a romper su promesa electoral e inyectar dinero público a la banca con tal de garantizar la estabilidad del sistema financiero.

4-. Todos estos pasos, y los que faltan, se hacen bajo la absoluta supervisión del Banco de España y del Ministerio de Economía.

De hecho, tras el golpe de efecto conseguido ayer con la dimisión de Rato y el nombramiento de uno de los hombres más reconocidos por la comunidad financiera internacional, José Ignacio Goirigolzarri, la realidad es que todavía está en mantillas todo el rescate de la entidad.

"Cómo se articule la inyección de dinero a Bankia y todo su plan de saneamiento es una decisión que deben tomar Economía y el Banco de España, de hecho, todavía se está analizando y hay muchos cabos sueltos", señala una fuente del sector conocedora de cómo se está trabajando en la trastienda.

Para el viernes se prevé que el equipo de Luis de Guindos tenga todo decidido y se lleve al consejo de administración que celebrará Bankia ese mismo día todo el cambio de gestión; mientras que el Consejo de Ministros aprobará la segunda reforma financiera del Gobierno popular.

Ésta incluirá la creación del tantas veces pedido banco malo, ahora disfrazado de sociedad inmobiliaria, al que las entidades financieras inyectarán sus activos tóxicos inmobiliarios.

En el caso de Bankia (más su matriz BFA), toda su exposición al ladrillo supera los 30.000 millones de euros. De esta cantidad, unos 11.000 millones son suelos e inmuebles adjudicados. Además, la entidad tiene un agujero de 5.070 millones que necesita cubrir para cumplir con los requisitos de la, por el momento, última reforma financiera.

"Toda la operación de rescate de Bankia tiene elementos de intervención, el único que no tiene es que el consejero delegado haya sido nombrado por el Banco de España, pero otra cosa sería afirmar que no lo ha nombrado el Gobierno", asegura el profesor de IESE Rolf Campos.

De hecho, fuentes financieras aseguran que fue el propio Ejecutivo el que pidió a Rato que presentara su dimisión, precisamente, para cumplir los dos primeros puntos que se han apuntado al principio de este artículo: demostrar que el Gobierno no tiene favoritismos, y que está dispuesto a tomar las medidas que hagan falta.

Dentro de éstas se espera que se incluyan más cambios en la cúpula de la entidad y prácticamente se da por hecho que la próxima víctima será el consejero delegado de Bankia, Francisco Verdú.

Ahora la duda es si será suficiente con este rescate: "Si realmente Bankia sólo recibirá 7.000 millones, como se está especulando, se tratará de un número muy bajo en comparación con otros", añade el profesor Campos.

El problema, según su colega Palau, es que "el agujero exacto no lo conocemos y, para colmo, puede agrandarse si nos mantenemos en recesión durante mucho tiempo".

De hecho, una fuente del sector que prefiere mantenerse en el anonimato asegura que "los 50.000 millones en que cifró Guindos el sanemiento de la banca sería sólo lo que necesitarían Bancaja y Caja Madrid (las dos cabezas de Bankia) si se fuera hasta el fondo".

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