Así se calcula la factura de la luz

  • La factura de la luz no para de subir alcanzando el precio más caro en este 2018. 
Las renovables elevan el coste de la luz de casas y empresas por encima de UE
Las renovables elevan el coste de la luz de casas y empresas por encima de UE

Cada tres meses vuelve a saltar el debate sobre el precio de la luz para los consumidores, coincidiendo con la revisión oficial del servicio. Cada trimestre, por lo tanto, salen de nuevo a la palestra expresiones como déficit de tarifa, subastas, peajes, tarifa de último recurso...

He aquí una guía urgente para entender el galimatías de la luz y por qué sube, baja o se mantiene:

¿De qué dependen las subidas o bajadas?

Básicamente, el recibo de la luz de la denominada Tarifa de Último Recurso (que es la que paga la mayoría de los españoles) se compone de dos elementos: el coste de la energía, que se fija mediante subastas en el mercado eléctrico (es decir, el propio sector, que fija si el servicio se debe encarecer o no en función de los gastos de producción como, por ejemplo, el petróleo); y los peajes de acceso, con los que se pagan conceptos regulados como el uso de redes o las primas que reciben las renovables.

La segunda parte depende del Gobierno y es la que se suele usar para compensar las variaciones que se producen en las subastas previas. 

¿Por qué sube la mayoría de las veces?

Porque las facturas de la luz no alcanzan para pagar el coste de producir esa energía tan básica. España disfruta desde hace tiempo de unos precios subvencionados por el estado. Siempre se ha considerado un asunto socialmente delicado, y los gobiernos no se han atrevido a subir la electricidad y adaptarla al coste real. Pero desde hace un año eso ha cambiado.

 ¿Y por qué es tan caro producir electricidad?

La electricidad se obtiene de varias formas: instalando centrales hidroeléctricas en ríos caudalosos; quemando carbón, petróleo o gas; usando centrales atómicas; moviendo molinos; transformando la energía del sol en electrones…  Basta mirar alrededor para comprender que España es un país sin grandes ríos y con baja pluviosidad, un país sin fuentes de energía primaria como petróleo. Producir electricidad es muy caro, y las empresas eléctricas han sido obligadas a hacer fuertes inversiones, que no son compensadas por las facturas que nos pasan.

¿Qué es el déficit de tarifa?

La descompensación entre lo que pagamos por la electricidad y lo que cuesta producirla a las compañías es el déficit de tarifa. Para que las empresas eléctricas no quiebren, el gobierno les financia ese déficit, el cual convierte en deuda del estado, que luego vende en el extranjero. Es un mecanismo complejo pero lo importante es saber que ese déficit es de 14.600 millones de euros.

¿Es el gobierno quien dicta las tarifas?

Lo ha hecho durante muchos años pero desde el 1 de julio de 2009 estamos ya viviendo en un mercado que está en parte liberalizado. La Unión Europea ha dictaminado que el mercado de la electricidad debe ser libre, y que cada consumidor puede elegir el suministrador que quiera. El precio base depende de la subasta del sector de la que hemos hablado en el primer punto.

¿Es ahí donde entra la Tarifa de Último Recurso?

Exacto. Quien no estuviera interesado en elegir un suministrador de electricidad desde el 1 de julio de 2009, entonces entraba automáticamente en la Tarifa de Último Recurso mientras consumiera menos de 10 kilowatios al día, que es el 95% de los españoles. A día de hoy, la mayoría de los hogares españoles aún dependen de esta tarifa base o TUR y, por lo tanto, de las revisiones trimestrales provocadas por las subastas y los peajes.

 ¿Y qué gano cambiando?

Las empresas de electricidad pueden ofrecernos tarifas diferentes, que están basadas en lo que consumimos a lo largo del día. Por ejemplo, de 12 del mediodía a 10 de la noche (en invierno, pues en verano es hasta las 11 de la noche), pagaremos más por el consumo. Pero de esa hora hasta las 12 de la mañana pagaremos menos. Si somos capaces de conectar lavadoras y aparatos por la mañana (tarifa valle), y tener pocos aparatos por la tarde (hora punta), entonces gozaremos de tarifas bajas. Si por el contrario, consumimos más electricidad por la tarde, estamos condenados a pagar más. En cualquier caso, todas las compañías deben ofrecer precios para estos tramos, y dar la libertad al consumidor de elegir esas tarifas, o acogerse a la Tarifa último Recurso, que es fija.

¿Cómo descifro el recibo?

La factura está compuesta básicamente de los siguientes apartados:

Potencia: Cada familia contrata la potencia que necesita. Se calcula que la potencia media es 3,3 kilowatios. Por cada kilowatio de potencia se paga 1,48 euros al mes.

Consumo: no confundir con potencia. Aquí es donde nos gastamos el dinero. Hay un pequeño lío con el llamado consumo real y consumo estimado. ¿Cuál es la diferencia? Pues a que antes de  2008, las compañías enviaban una factura cada dos meses y ahora cada mes. Como el contador se sigue leyendo cada dos meses, la empresa hace un cálculo aproximado y luego lo corrige una vez realizada la lectura. Las familias  suelen consumir entre 300 y 1.000 kilowatios en un mes. Si fuera 300 kilowatios en un mes, al precio del consumo de 11 céntimos (más o menos), serían 33,744 euros al mes.

Impuesto especial sobre la electricidad: a las dos cifras anteriores –el importe fijo más el de consumo- se le aplica un impuesto especial sobre la electricidad. Este tributo está cifrado también por ley y se sitúa en el 4,864%.Descuentos: aquí entra la tarifa especial (valle u hora punta, que explicamos más arriba), o el bono social  (ver más abajo).

Recargo por exceso de consumo: esto sucede cuando una familia sobrepasa los kilowatios contratados. Suele ser de 2,8 céntimos por kilowatio de más.

Alquiler del contador: hay casos en los que el aparato es de la compañía eléctrica. Usted paga un alquiler mensual que oscila entre medio euro y 1,2 euros. Su precio viene determinado en el BOE y suele permanecer invariable durante doce meses.IVA:  Desde el 1 de julio de 2010 es del 18%.

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