Elecciones Europeas 2014: la campaña se convierte en el peor enemigo del político

    • La falta de discurso europeo, los ataques personales, el maltrato y el machismo han protagonizan un campaña que daña la imagen de la clase política.
    • Las redes sociales se convirtieron en protagonistas y fueron un instrumento de propaganda eficaz, pero algunos las utilizaron para incitar el odio a los políticos.
Cañete pide disculpas y Valenciano las acepta, aunque las ve tarde y forzadas
Cañete pide disculpas y Valenciano las acepta, aunque las ve tarde y forzadas

La campaña electoral de las europeas que acaba hoy a las 00.00 no dejará buen recuerdo a prácticamente nadie, aunque el próximo día 25 consigan los votos esperados. Se ha hablado de todo y muy poco de Europa y de política europea, que al fin y al cabo es de lo que se trataba, y han proliferado los ataques personales, un arma política, que en principio parece rentable electoralmente.

La campaña, fuera del terreno político, no podía empezar peor. El primer día, el 9 de mayo, tenía lugar un gravísimo accidente de tráfico que acababa con cinco jóvenes muertos, un motivo más que suficiente para cancelar muchos de los actos previstos el día siguiente.

Otro asunto dramático, que marcaría una campaña protagonizada por el todo vale, fue el asesinato, por razones personales, de la líder del Partido Popular de León, Isable Carrasco el pasado día 12. A la tristeza de un hecho excepcional en campaña se añadió un poco más de dolor a través de las redes sociales.

En esta campaña hemos podido ver lo útiles que pueden ser las redes sociales para fines políticos y de promoción, pero también el mal uso que se puede dar a Twitter, a Facebook o WhatsApp.

El odio a los políticos y el descontento ciudadano más extremo quedó plasmado en la red, y también en el suelo del puente en el que murió Isabel Carrasco. Algunos internautas se habían saltado la línea roja que separa la libertad de expresión y la incitación al odio y al asesinato. Dos ediles socialistas tuvieron que dejar dimitir por sus comentarios ofensivos a la difunta Carrasco. Perfil medio bajo

Los políticos no han dado la talla, empeñados en el y tú más. El esperado debate entre los candidatos de los dos grandes partidos, Elena Valenciano, por el PSOE; y Miguel Arias Cañete, por el Partido Popular, logró, posiblemente, el objetivo contrario, que era obtener el voto de los indecisos y que los ciudadanos se acercasen a votar el domingo. Sólo un 10% de los telespectadores siguieron un debate que, en principio, debería haber sido crucial para los grandes partidos.

El candidato popular no logró mostrar cercanía delante de las cámaras, algo que le caracteriza, además de su fama de buen gestor al frente del Ministerio de Agricultura. Se mostró nervioso y no pudo evitar tener que leer prácticamente la totalidad de sus intervenciones.

Mientras, la socialista se mostró más agresiva, intentando llevar a su terreno al popular y hacerle perder los papeles, cosa que no consiguió, pese a sus continuas interrupciones.

Europa tuvo poca relevancia en el cara a cara, en el que los candidatos estuvieron más centrados en tirarse los trastos por la gestión de sus respectivos gobiernos.

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La herencia recibida fue el arma del popular -con guiños constantes a agricultores, pensionistas y trabajadores- para enfrentarse a Valenciano. Mientras, la socialista puso sobre la mesa los recortes, la intervención, además del aborto, y el paro para insistir en que España no va tan bien como dice el Partido Popular.

Pero si la imagen de estos dos veteranos políticos no mejoró con el debate, lo que vendría después sería mucho peor. El popular acudió a una entrevista el día después del cara a cara y mencionó la frase que ha marcado buena parte de la campaña. "Debatir con una mujer es difícil porque mostrar superioridad intelectual parece machista", dijo un Cañete que se ha reconocido agotado.

Sus palabras provocaron la reacción inmediata de los socialistas, que la supieron exprimir al máximo, utilizándola para resaltar un discurso marcadamente feminista, con el que pretenden atraer el voto de las mujeres.

Desafortunada, imprudente, poco meditada, mal entendida, fruto del cansancio, fuera de contexto, un error... el caso es que Cañete le pronunció y tardó en rectificar, lo que le ha penalizado durante buena parte de la campaña y que pudo costarle un buen número de votos.

Los populares contraatacaron. El candidato Esteban González Pons, en el debate con los otros cinco candidatos de los partidos representados en el Parlamento Europeo, rescató un twitter de Valenciano en el que llamaba feo a un futbolista francés. Y luego rescataron el asunto Eguiguren, recordando que socialista vasco pasó 17 días en la cárcel por un supuesto caso de violencia doméstica.

El debate a seis, de dos horas de duración, posiblemente tampoco pasará a la historia de los debates y, posiblemente, buena parte del 4% de los telespectadores que lo vió, ya lo tengo olvidado. Cada uno habló de su tema y se tocó el tema de Europa algo más que en el cara a cara entre Valenciano y Cañete, porque durante dos horas tocó conversar de todo.

La campaña que acaba hoy ha sido la de las amenazas vía internet a los gobernantes, la de las agresiones y escraches a los políticos, la campaña de internet, de los pequeños mítines y en la que menos dinero se ha dedicado a cartelería, confiando en la efectividad de los redes sociales.

Lo único que nos ha recordado en algunos momentos que se trataba de la campaña de unos comicios europeos ha sido la presencia del socialista francés Manuel Valls y el alemán Martin Shulz.

Los pequeños partidos han sacado rentabilidad del enfrentamiento de los dos mayoritarios. Habrá sorpresas y nuevas formaciones en Europa. Mientras, partidos como UPyD e Izquierda Unida han mantenido su discurso y también sacarán partido, en forma de votos, del ruido de campaña. Ahora, lo que debe preocupar si esta campaña no se traducirá en una alta abstención.

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