María Jesús Romero protagonizó unos de los asesinatos que más consternó a la opinión pública en general y al sector médico en particular.
El doctor José Ramón Muñoz Fernández atendió a dos miembros del Grapo que llevaban más de 100 días en huelga del hambre a pesar de que un juez había dictaminado que se les dejase morir.
Alegando acogerse a la objeción de conciencia, decidió atenderles y salvarles la vida. Este acto le costó la vida. Al día siguiente María Jesús Romero le disparó tres tiros a bocajarro en el cuello, cabeza y hombro causándole la muerte.
José Ramón Muñoz Fernández, 52 años, estaba casado y tenía tres hijos.
Además participó atentado contra la Delegación de Hacienda de Gijón en el año 1989 en el que murieron a balazos dos guardias civiles. Según cuenta la sentencia Romero se encargó de vigilar mientras los otros dos miembros del comando, armados con una pistola y un revólver, cometían el asesinato.
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