El pueblo natal de Villa vive la fiesta de su hijo campeón mundial

  • Tuilla (Asturias).- (Imagen: Fernando Labrador).- Tuilla, el pueblo de la cuenca minera asturiana donde hace 28 años nació el delantero David Villa, ha vivido hoy la fiesta de ver a su hijo pródigo consagrarse campeón del mundo con la selección española de fútbol en una final agónica ante el combinado de Holanda.

El pueblo natal de Villa vive la fiesta de su hijo campeón mundial
El pueblo natal de Villa vive la fiesta de su hijo campeón mundial

Tuilla (Asturias).- (Imagen: Fernando Labrador).- Tuilla, el pueblo de la cuenca minera asturiana donde hace 28 años nació el delantero David Villa, ha vivido hoy la fiesta de ver a su hijo pródigo consagrarse campeón del mundo con la selección española de fútbol en una final agónica ante el combinado de Holanda.

La tierra de la hulla, a la que hace mención el nombre de esta aldea enclavada en el fondo de un valle, se engalanó con banderas rojas y amarillas y desde primera hora de la tarde fue recibiendo visitantes que abarrotaron las calles, los bares y el campo de fútbol.

El estadio del Club Deportivo Tuilla, que milita en la Tercera División, ha acogido esta noche a unas 2.000 almas que vieron el partido de la final de la copa del mundo en una gran pantalla de televisión instalada sobre el mismo césped en el que hace años el guaje David Villa hacía sus primeros goles.

La fiesta se ha vivido desde un par de horas antes del pitido inicial del partido, con varias actuaciones musicales a las que puso fin el grupo Los Berrones con la canción "Villa, Villa maravilla" y con ese himno no oficial que es "Asturias", de Víctor Manuel, casi en el mismo instante en que comenzaba a rodar el balón en Sudáfrica.

Luego sobrevino un silencio, cada vez más tenso a medida que pasaban los minutos, apenas roto por estallidos de histeria ante algunas de las decisiones del colegiado y de alivio ante el par de intervenciones del guardameta Íker Casillas que evitaron lo que nadie quería ni pensar.

No se cumplió el pronóstico que en declaraciones a Efe había hecho antes del partido Ángel Sánchez, tío de Villa por parte de madre, de que su sobrino iba a marcar dos goles.

Pero tampoco importó demasiado que el máximo goleador de La Roja no hallara el camino de la portería, ni siquiera que saliera del campo en mitad de la prórroga, tras jugar 105 minutos, para dar cabida a Fernando Torres.

Cuando todo hacia presagiar que la suerte de los penaltis iba a dirimir la contienda, a sólo tres minutos del final de la prórroga, Iniesta frotó la lámpara, apareció el genio, y su gol fue celebrado tanto o más en Tuilla que si hubiera sido obra de su guaje.

Hijo de un minero, como no podía ser de otra manera en esta tierra, Villa fue un niño de buen corazón, corajudo y travieso que en vez de llevar libros al colegio cargaba un balón en la mochila, y quebraba la paz de la siesta siempre corriendo detrás del esférico.

Tras sus primeros toques de balón en Tuilla, Villa fue de juvenil al Unión Popular Langreo, y luego pasó por la Escuela de Mareo del Sporting de Gijón, primero en División de Honor, luego en el filial y más tarde en el primer equipo, antes de fichar por el Zaragoza, luego el Valencia y ahora el Barcelona.

Aunque todo el mundo en Tuilla, el pueblo del municipio de Langreo que le vio nacer, esperaba su gol en la final, nadie albergó la menor duda de que su entrega fue total, y fue ovacionado cuando Del Bosque ordenó su cambio por Fernando Torres.

El grito de "Villa, Villa, Villa... maravilla" del inicio del partido se fue apagando hasta que otro grito más fuerte y sentido se hizo oír en la noche: "Campeones, campeones, campeones".

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