Una colombiana que sigue siendo "forastera" en "su" pueblo alcarreño

  • Utande (Guadalajara).- La periodista colombiana Juana Samper ha echado raíces en España, aunque el pueblo alcarreño de Utande, donde pasa todo el tiempo que puede, le sigue viendo como una "forastera", pero ella se consuela sabiendo que así le llaman "a cualquiera que haya nacido a 20 kilómetros de aquí".

Utande (Guadalajara).- La periodista colombiana Juana Samper ha echado raíces en España, aunque el pueblo alcarreño de Utande, donde pasa todo el tiempo que puede, le sigue viendo como una "forastera", pero ella se consuela sabiendo que así le llaman "a cualquiera que haya nacido a 20 kilómetros de aquí".

Samper es la corresponsal en España del diario "El Tiempo" de Bogotá, uno de los mayores rotativos en América Latina, y aunque la mayor parte de su trabajo lo desarrolla en Madrid, en cuanto tiene unos días se "escapa" con su marido y dos hijos a su restaurado molino de aceite donde dice haber encontrado la felicidad y la paz.

Los "duelos y quebrantos", tomados como reto y sufrimiento más allá de la gastronomía quijotesca manchega, para lograr restaurar el molino, le dieron pie a Samper para escribir un original libro: "Llueven ranas en La Mancha" (Espasa, 2009), subtitulado: "Aventuras y desventuras de una forastera en el campo español".

- Pregunta: ¿cómo fue su llegada a España?

- Respuesta: Llegué cuando era adolescente, con 17 ó 18 años. Mi padre se exilió en España porque estaba amenazado de muerte y no podía volver a Colombia. Para poderlo ver, mis hermanos y yo, teníamos que venir acá. Crecí un poco con un pie en Colombia y otro en España, pero ahora invertí los papeles: antes venía una vez al año aquí y ahora procuro ir una vez al año allí.

- P: ¿Se siente extranjera en España?

- R: Me siento hispano-colombiana. No puedo superar estas etapas; soy fruto de esa mezcla.

- P: ¿Y en Utande, cómo se siente, como le ven?

- R: En el pueblo me dicen forastera, pero también se lo dicen a cualquiera que haya nacido a 20 kilómetros de aquí. Nunca dejaré de serlo (risas). Ellos lo tienen muy claro y hasta es forastero quien ha nacido en Alcalá de Henares.

- P: ¿Por qué eligió Utande como segunda residencia?

- R: Queríamos proporcionarles a los niños campo abierto, descansar en la naturaleza y tener una pequeña huerta, fui descubriendo la gente del pueblo, que es maravillosa, teniendo unas vivencias que no esperaba y me dije: estoy hay que contarlo.

- P: De ahí, un libro...

- R: Fue un proceso largo; de lo que iba viendo poco a poco y lo iba disfrutando y quería saborearlo despacio. Lo he hecho con mucho cariño.

- P: ¿Qué ha encontrado en su molino?

- R: La felicidad. He sido feliz con cosas mínimas, con ver que un olivo que has trasplantado crece, ver que tu vecino te regala tomates, que te conversa, con descubrirlo. He encontrado un mundo nuevo.

- P: ¿Qué diferencias ve entre el campo colombiano y el español?

- R: Colombia es muy fértil, la tierra es negra, llueve mucho, todo es verde. El campo español es mucho más duro. El mismo amor de los campesinos por la tierra es algo impresionante porque trabajan con cariño. No solamente trabajan la tierra, sino su pasado. Las huertas generalmente han sido heredadas y allí donde cavaron es donde lo hicieron su abuelo, su bisabuelo. No plantan un árbol cualquiera, sino su árbol genealógico.

- P: ¿Cómo es la relación con las personas que ha conocido en el campo español?

- R: Al principio como la tierra: dura, complicada, pero luego cuando te abren la puerta después de llamar varias veces, son gente estupenda, con una alma limpia, clara, te acogen, te ayudan. Son muy directos en comparación con los latinoamericanos, que usamos rodeos, eufemismos para decir las cosas; aquí, en cambio, son muy directos y eso te choca, pero ahora lo aprecio y se me ha pegado y cuando voy a Colombia me dicen que soy muy dura (risas).

- P: ¿Después de tantas peripecias hasta lograr tener su molino en orden, qué siente?

- R: Cuando echo la vista atrás, me digo que es increíble que hayamos logrado esto, el haber encontrado este mundo maravilloso, haber comunicado y encajado tan bien con la gente, el haberle dado la oportunidad a mis hijos de que crezcan subiéndose por los montes, metiéndose entre los girasoles, conociendo a la gente del pueblo. Todo eso que era una quijotada se ha hecho una realidad.

- P: ¿Qué se traería de Colombia a España?

- R: Tal vez la alegría y la música caribeña. España me encanta como está. Parte de esa alegría la hemos heredado de los españoles, de los andaluces.

- P: ¿Qué se llevaría de España a Colombia?

- R: La paz.

- P: ¿Está cerca?

- R: Me gustaría creer que sí, pero creo que el final de la guerrilla está mas lejos de lo que la gente en Europa cree.

- P: ¿Qué les interesa a los colombianos de España?

- P: Todo. Les interesa la actualidad política española, pero últimamente, con la llegada masiva de inmigrantes colombianos, les interesa todo lo que hagan: desde el que pone un puesto con artesanías, hasta el que se gana un premio o comete un delito. Me dan mucho trabajo (risas).

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