¿Es culpa de los millenials no ser felices ni saber enfrentarse a la vida? Esta reflexión ha logrado 10 millones de visitas

  • Simon Sinek ha triunfado en internet con una charla que ya han visto 10 millones de personas. En ella habla de los problemas de los millenials para ser felices. 

    Los jóvenes tienen hoy baja autoestima, necesitan el triunfo inmediato, no tienen paciencia. No es culpa suya. Su entorno familiar no les enfrentó a las dificultades y en sus empleos son uno más, un número. No les ayudan a adquirir habilidades. 

    Paciencia. Es lo que falta hoy, según Sinek. Paciencia para lograr los propósitos, para saber que lo que se logre necesitará tanto esfuerzo como tiempo. 

    Lo que opinan la generación de los millenials

M.T.

Más de 10 millones de personas se han visto interesadas por un análisis de Simon Sinek acerca de los millenials. Estamos hablando de gente nacida a partir de 1984. Este es el vídeo del que hacemos un pequeño resumen por su interés didáctico. 

En 2009, Sinek ofreció una charla en TED acerca de la inspiración de los líderes. How great leaders inspire action, que se convirtió en la tercera charla de TED más vista: siete años más tarde, la han visto más de 25 millones de personas.

En octubre de 2009 publicó su primer libro, Start with why great leaders inspire everyone to take action, en la que desarrolla su idea de círculo dorado: un patrón biológico que, según él, explica porqué nos inspiran algunos pensadores, organizaciones y, ante todo, líderes. Y porqué otros no. Un año más tarde se unió a Rand como consultor en materia de innovación y planificación militar. Posteriormente se trasladó a Nueva York para enseñar Comunicación estratégica en la Universidad de Columbia.

Simon Sinek habla en una charla de los Millenials y analiza las dificultades por las que pasa la juventud de hoy.

En ella señala que la imagen que tenemos de ellos es que son aparentemente difíciles de manejar, se les acusa de ser narcisos, egoístas, perezosos, de creerse con derechos, Sinek, que destaca una pregunta que puede explicar muchas cosas. Los líderes preguntan a los millenials, qué quieren. Estos contestan una cosa clave: queremos trabajar en un lugar con un propósito. Queremos generar impacto, sea eso lo que sea, queremos comida gratis y puffs.

La paradoja, según Sinek, es que cuando logran todo eso no son felices. ¿Por qué? Sinek habla de cuatro ámbitos para analizar la realidad: la crianza, la tecnología, la impaciencia y el ambiente. Les dijeron que eran especiales todo el tiempo

Uno de los elementos que ha marcado a esta generación a diferencia de otras es que a esta generación en casa, sus padres, les dijeron que eran especiales todo el tiempo. Les dijeron que tendrían todo lo que ellos quisieran en la vida solo con quererlo. Muchos de ellos recibieron premios y buenas notas no porque lo merecieran sino porque sus padres se quejaron a los profesores y estos no quisieron enfrentarse a los padres. Si uno recibe una medalla por participar, se devalúa la medalla para el que ha quedado primero con esfuerzo. Eso también hace sentir mal, en opinión de Sinek, al que recibe la medalla sin merecerlo. El mundo real te demuestra que no eres especial y que el último no tiene medalla

Sinek tiene claro que el primer impacto se produce cuando la realidad empieza. Cuando uno se da cuenta de que no es especial, de que mamá no va a lograr que tengas un ascenso. Pese a que se cree lo contrario, los jóvenes de esta generación han crecido con menos autoestima que las anteriores. En Facebook e Instagram parece que todo el mundo tiene clara su vida y es feliz

Pero no es verdad. La gente tiene mucha menos seguridad de lo que se cree. Cuando los filtros desaparecen y llega el cara a cara pocos son realmente duros y saben lo que quieren.  Científicamente está demostrado que cuando recibes un mensaje en el celular, te sientes bien, no te sientes solo. Entonces aparece la otra cara. Si nuestro mensaje no tiene likes ya empezamos a cuestionarlo todo: ¿No lo hice bien? ¿He hecho algo incorrecto? ¿No les gusto? 

Se sabe que la dopamina a la hora de recibir mensajes es como la que provoca el alcohol, el tabaco... y sin embargo no hay edad mínima para usar los celulares. Y ojo, el alcoholismo llega en la adolescencia, cuando además de necesitar la aprobación de nuestros padres necesitábamos la de nuestros semejantes.  ¿Qué ocurre entonces? Que el estrés social, laboral, personal... nos lleva a la bebida, pero ahora están las redes. 

Los jóvenes, señala Sinek, no reconocen que no son capaces de establecer relaciones profundas, que muchas de sus amistades son superficiales... Cuando están tristes pues acuden a facebook, pero los estudios reconocen que las personas que usan más facebook sufren más depresión. El uso de las redes sociales, reconoce Sinek, es bueno, pero cuando estás cenando con gente y mandas mensajes a gente que no está en esa mesa, ojo, eso ya es una adicción, ya no es tan bueno.

Da igual que lo pongas encima de la mesa boca abajo, si antes de decir buenos días a tu pareja miras el móvil, tienes una adicción. No hay apps para tener satisfacción en el trabajo ni relaciones duraderas

Ahora añade a la falta de capacidad de lidiar con el estrés y a la baja autoestima la necesidad de recompensa inmediata. La gente hasta conquista con solo un click. Pero no hay una app que haga que tengamos satisfacción en el trabajo ni que logremos relaciones duraderas. Lo que tiene que aprender esta generación es a tener paciencia

Sinek desvela que los jóvenes, adictos a tener todo en el momento, películas, series, sexo... no están acostumbrados a tener paciencia. Y en el trabajo y en las relaciones la paciencia es fundamental. Porque todas las cosas que realmente importan en esta vida como el amor, el éxito laboral o la autoestima necesitan tiempo. Y el proceso es largo y difícil. Aumentan los suicidios y las depresiones

¿Qué ocurre con esos jóvenes que no han adquirido las herramientas necesarias para escalar la montaña que es la vida? Que aumentan los suicidios, las depresiones y las adicciones. Los datos demuestran que estos datos están aumentando. Entonces en el mejor de los casos tenemos muchos jóvenes que no son felices ni con su trabajo ni con su vida y dicen eso de está bien para comentar cómo les va. 

Y luego está el ambiente. Suelen ser lugar corporativos donde importan más los números que las personas. Importan más las ganancias a corto plazo que la vida de esos chicos que crezcan, que avancen, "nos preocupamos más por el año que por la vida". Y ellos creen que es su culpa, porque el ambiente que les rodea no está preocupado por ellos sino por los datos del año. 

¿Por qué en las reuniones antes de empezar miramos el móvil? ¿Por qué no hablamos? ¿Por qué no preguntamos al de al lado que tal le ha ido? ¿Por qué no nos preocupamos sobre el otro? ¿Por qué llevamos a las cenas el móvil? ¿Por qué no nos dedicamos a disfrutar del momento? Deberíamos pensar todos en ellos un momento, pero claro... para eso hay que tener paciencia y tiempo sin el móvil entre las manos... ¿La tenemos?

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