Los chicles son un elemento inseparable de las ciudades modernas, a veces por desgracia. ¿Quién no ha pisado alguna vez uno de los muchos que pueblan las aceras? Pero el artista francés Jeremy Laffon ha ido un paso más allá y ha creado una ciudad enteramente de chicle. O de chicles porque ha usado más de 4.000 para dar forma a una metrópoli de color verde brillante y sabor a menta como puede verse en la web de fastcodesign.
Su ciudad adopta formas geométricas caprichosas que van elevándose poco a poco dando lugar a rascacielos, edificios circulares... Laffon se ha inspirado en los castillos de naipes para su escultura, pero cambiando las cartas por un material no usado hasta el momento: la goma de mascar.
Una peculiaridad de su ciudad es que, al contrario que el castillo de naipes, no se desploma de golpe, sino que se va deformando poco a poco por la acción del tiempo y a veces también por el calor que aplica el artista a su obra que, por cierto, ha estado expuesta en la FRAC Limousin. Es una metáfora del ciclo de vida de toda ciudad
Un visitante a la exposición hizo un chiste sobre la enorme pompa que saldría de mascar estos chicles, reflejo con sabor a menta de la burbuja inmobiliaria que en España ha tenido resultados tan desastrosos.
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