Las mafias que extirpan órganos tienen su mayor mercado en EEUU e Israel

Libia, uno de los territorios más calientes donde se producen las capturas de los migrantes.
Libia, uno de los territorios más calientes donde se producen las capturas de los migrantes.
Diego Caldentey

La organización humanitaria Global Financial Integrity (GFI) acaba de difundir cifras espeluznantes. El mercado negro de órganos que son extraídos a personas vivas genera un negocio colosal que ya supera 1.200.000 euros al año. Los principales 'importadores' de órganos en el circuito clandestino son 'clientes' que residen en Estados Unidos, Israel y Arabia Saudí, en ese orden, según un informe de la mencionada ONG.

El tráfico atañe principalmente a riñones, hígados, córneas y hasta corazones de personas vivas, más o menos anestesiadas, y a menudo inconscientes, señala GFI, cuyas cifras han sido replicadas por el diario italiano Repubblica.

Los migrantes son la población más vulnerable en este sentido. Las mafias despiadadas se nutren principalmente de personas que atraviesan las rutas del norte de África. Se les captura y después opera vivos para extraerle sus órganos.

África del Norte es el principal epicentro de este flagelo. La agencia Habeshia ha denunciado que uno de los grandes motivos del éxodo de personas en esa región se debe el tráfico de órganos, que se ha disparado considerablemente en los últimos tres años.

En los eslabones de la turbia cadena, tanto Global Financial Integrity como Habeshia reconocen determinadas fases que aplican las mafias. Primero secuestran al migrante, después contactan a los miembros de su familia que vivan en Estados Unidos, Europa o Canadá y les amenazan con que si no pagan, les arrancarán los órganos a sus familiares.

El Sinaí, en la frontera que separa a Egipto de Israel, es una de las zonas más calientes donde se produce el tráfico. En los últimos 18 meses se han encontrado numerosos cadáveres de migrantes, principalmente de Sudán, Etiopía y Eritrea, que presentaban la ausencia de sus órganos vitales y unas cicatrices llamativas, que dejaban en evidencia extirpaciones brutales.

El 'modus operandi' empleado por las mafias es muy similar. A las víctimas se las intercepta en mitad de su travesía, se las opera, se les extraen los órganos y se las arroja de nuevo en mitad de la nada, abandonadas a su (desgraciada) suerte.

En el momento de ser capturados, los traficantes de órganos suelen exigir rescates a los familiares de las víctimas que oscilan entre los 30.000 y los 60.000 euros. Es tan obscena y alevosa esta industria, que muchos de los capturados son 'vendidos' incluso entre líderes de las mafias.

Libia se ha sumado como uno de los focos principales del problema. Pero Egipto es en la actualidad una de las grandes 'potencias' que se dedica a proveer órganos de manera clandestina a los países más ricos de la Tierra, donde asoma EEUU como una de las naciones más insaciables a la hora de comprar órganos humanos.

Las mafias no son inexpertas en la materia. Sus integrantes cuentan con el equipamiento médico necesario para extirpar los órganos y con las bolsas térmicas adecuadas para trasladarlos. Italia también asoma como importante receptor de esta industria clandestina.

El médico milanés Paolo Calgaro, quien trabajo en el servicio de urgencias del Hospital Carlo Borromeo, escribió el pasado mes una carta desesperada, publicada en el periódico local Avvenire. En la misma relata la llegada al hospital de un hombre de 42 años de pasaporte sudanés. El migrante fue trasladado hasta el servicio de urgencias por uno de los responsables de un centro de acogida para migrantes en tránsito.

En un principio, por sus síntomas, los profesionales sanitarios creyeron que el paciente padecía una neumonía. Pero cuando Calgaro atendió al extranjero descubrió que tenía una importante cicatriz en su flanco izquierdo. Tras un examen radiológico se dio cuenta que al sudanés le habían extirpado un riñón.

El hombre había estado secuestrado por traficantes libios. Dieciséis meses atrás le habían llevado a un ambulatorio abandonado para realizarle presuntos análisis de sangre. Dos días después se despertó con un intenso dolor en el costado. 

Amnistía Internacional en Italia alerta que "se trata de un nuevo abuso a personas que ya deben sortear otros infiernos como violaciones, extorsiones y secuestros. La ONG humanitaria reclama una investigación más profunda y urgente del tráfico de órganos en el norte de África, una tendencia escalofriante que no se detiene.

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