La desgarradora historia de una madre que perdió a su hijo a manos del EI

  • Quentin Roy era un joven francés de 24 años al que un amigo suyo reclutó unos meses después de haberse convertido al islam. 

    Su madre relata cómo en los últimos meses la única información que le ha llegado de su hijo ha sido vía WhatsApp, incluida su muerte la pasada semana.

Cómo el Estado Islámico reclutó a su hijo y cómo le dieron por un WhatsApp que había muerto
Cómo el Estado Islámico reclutó a su hijo y cómo le dieron por un WhatsApp que había muerto
B.C.A.

“Aquella persona se cruzó en su camino y me robó a mi hijo”, así recuerda Veronique Roy el verdadero momento en el que perdió a su hijo. Con solo 21 años decidió convertirse al Islam. Lo que en un principio sus padres vieron como una búsqueda de identidad, meses más tarde se convertiría en todo un calvario. Unos meses después un amigo del barrio reclutó a Quentin y su familia no volvió a verlo, de acuerdo con la entrevista recogida por 'El Español'.Una noche lo cambió todo

Quentin era un chico normal, al que le gustaba la música, los estudios y que compartía su día a día con su novia, una joven francesa estudiante de Educación Física. Tenía claro que quería formar una familia y que trabajaría haciendo lo que más le gustaba, la kinesioterapia. Sin embargo, todo cambió una noche de primavera de 2013.

Quentin, criado en el cristianismo, decidió, de la noche a la mañana, convertirse al Islam. “Esa noche lloré. No porque mi hijo hubieses dejado de ser católico para ser musulmán sino porque como madre me dolió no haber podido acompañarle en esa conversión”, cuenta la madre del joven al medio madrileño.

Pero, esa noche no sólo cambió la religión de Quentin, esa noche la familia del joven francés comenzó a perderlo.Se fue sin dejar rastro

Desde esa noche Quentin no volvió a ser el mismo. Renunció a la música, una de sus pasiones, renunció a ir al entierro de su abuela, a las vacaciones familiares, a la universidad y tampoco tardó en hacerlo de su novia. Para todo lo que hacía “tenía que pedir permiso”, recuerda Veronique. “No sabíamos a quién consultaba”.

Su madre angustiada no dudó en pedir ayuda incluso al imán de la Gran Mezquita de París. Pero, ya era tarde. La radicalización de Quentin ya había empezado y no había marcha atrás.

En 2014 Quentin le dijo a su familia que se iba de fin de semana a Frankfurt pero, nunca volvió. Quentin solo había ido a Franfurt como escala de su verdadero viaje. El joven se había ido a Siria a entregar su vida.Los WhatsApp de la esperanza

Sin embargo, el Quentin que Veronique había criado nunca dejó de ser él. Pese a haberse ido a escondidas de su familia a luchar a Siria, el joven siempre siguió comunicándose vía WhatsApp con su madre. “Mamá, estoy vivo. Sólo puedo deciros que he venido a ayudar a la gente”, recuerda Veronique.

Durante meses estos mensajes eran la única vía de comunicación entre Quentin y su familia. Fue con los atentados de París, el pasado 13 de noviembre, cuando su madre no aguantó más: "Ya basta", escribió. "Por lo que más quieras, termina con esto, te lo ruego. Es todo tan violento aquí. No podemos más. Vuelve, huye de allí". Veronique se había cansado de autocensurarse. Al despertar la mañana siguiente, su hijo le había contestado: "¡Cu-cú, mamá! ¿Cómo estás? Comprendo que estés en shock. Pero entiéndelo. Estamos en situación de guerra. Nos atacan, así que debemos defendernos". Fue entonces cuando Veronique vio que su Quentin, su pequeño Quentin, había cambiado.El mensajero

Durante unos meses la familia de Quentin no supo nada de él. No había respuesta a los WhatsApp ni tampoco a las llamadas. Era como si se lo hubiera tragado la tierra. Hasta el pasado 14 de enero.

Veronique estaba trabajando cuando recibió el mensaje que tanto temía. Era de un número que no tenía, su esperanza se centró en que fuera un nuevo móvil de Quentin pero, no, en realidad era el mensaje que llevaba meses temiendo: “Ha caído mártir en tierras de califas”, esas fueron las palabras de la persona que hoy aparece en la agenda telefónica de Veronique como 'mensajero'. Y desde entonces, la familia de Quentin no ha vuelto a saber nada de él. 

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