El otro lado de Río: el 'turismo favelero' con sushi también arrasa en los Juegos

  • Cada vez más turistas optan por planes alternativos durante su estancia en la 'cidade maravilhosa'. Recorrer y hasta pernoctar en los poblados chabolistas está en auge.

    Hay paquetes turísticos que incluyen traslados, comidas, eventos y hasta alojamiento en hostales por 100 euros por persona. Rocinha y Babilonia son las favelas más demandadas.

Las favelas, un plan turístico diferente en Río.
Las favelas, un plan turístico diferente en Río.
Diego Caldentey

Comer sushi, escuchar jazz o ir a un bar pintoresco rodeado de miles de chabolas en los morros de Río de Janeiro también es una tendencia que se impone por estas horas en la 'cidade maravilhosa'. Los Juegos Olímpicos ofrecen su 'lado B' para miles de turistas que, además de disfrutar de las competencias deportivas, en su tiempo libre también optan por planes 'alternativos' y de riesgo: el 'turismo favelero' es uno de los que se encuentra en pleno auge.

Las inmensas áreas chabolistas de Vidigal, Santa Marta, Rocinha y Babilonia, entre otras, han comenzado desde esta semana a ser visitadas por oleadas de ingleses, alemanes, japoneses y personas de otras nacionalidades, que buscan sentir en primera persona una experiencia diferente de la ciudad, desde uno de sus puntos de vista más... "auténticos", por llamarlo de alguna manera.

Una de las favelas que tiene mejor organizado el circuito turístico "no convencional" de la ciudad es Vidigal. Situada detrás del imponente hotel Sheraton y otros establecimientos cinco estrellas, se alza en un morro plagado de infraviviendas multicolores.

Regimientos de motoristas (el medio de transporte que predomina allí es la motocicleta, para recorrer las estrechas calles de tierra de las favelas) ofrecen a los visitantes viajes por las entrañas del poblado chabolista, por menos de un euro. Los conductores llevan chalecos reflectantes para subir y bajar pasajeros que buscan fotografías en lugares donde casi nadie se atreve a meterse, pero tienen las vistas más espectaculares de la ciudad.

En Internet pueden encontrarse hasta opiniones de aventureros que recomiendan o no determinadas "empresas" (obviamente, casi todas clandestinas o encubiertas) que prestan servicios para recorrer las favelas. En Tripadvisor, por ejemplo, hay recomendaciones para el turismo de favelas y hasta localizaciones en Rocinha o Ciudad de Dios donde se incluyen paquetes turísticos de un día de visita (o incluso haciendo noche) por los lugares, y paradas para comer sushi o escuchar jazz en determinados establecimientos.

Hay paquetes de hasta 600 euros para grupos de entre 4 y 6 personas, que incluso pueden optar por traslados desde hoteles, ascenso y descenso a los morros, visitas "guiadas" por los poblados chabolistas, comidas y actividades predeterminadas, como reportajes fotográficos, grabaciones de vídeos y hasta merchandising con productos alusivos. También algunas ofrecen hospedaje en pequeños hostales.

Otros se inclinan por el arte. En la favela de Babilonia, por ejemplo, la famosa galería de fotografía neoyorquina 1500 Gallery instaló un local que funcionaba como centro de exposiciones. La sede, situada en la cima de un morro, cerró en diciembre pasado, pero dejó una huella para los amantes del arte urbano que otros emprendedores imitan.

Google ha decidido también mapear varias calles y trayectos de las principales favelas de Río de Janeiro, ante la creciente demanda de turistas que rastrean en el buscador lugares determinados en las favelas para comer, beber, pasear y hasta jugar al fútbol con los niños brasileños, algunos de los cuales tal vez se conviertan en cracks mundiales dentro de unos años.

Para muchos moradores, la llegada del turismo a las favelas es muy positivo, ya que aumenta las posibilidades de cada comunidad de residentes. Profesores de la Universidade Federal do Estado do Rio de Janeiro (UniRio) vienen estudiando el fenómeno en auge del turismo favelero, que comenzó a tomar fuerza en junio de 2014, cuando Brasil también albergó el Mundial de Fútbol de la FIFA y Río fue la principal sede de ese evento.

En las conclusiones de un estudio señalan que el turismo en las favelas de la ciudad "es positivo para unos, pero depende del tipo de actividades que se desarrollen y de cómo se conduzcan esta prácticas. Es importante que los protagonistas sean sus habitantes y no agentes externos".

Sinónimos de pobreza, narcotráfico, violencia y crimen, las favelas fueron desde siempre unas de las postales más conocidas de Río. Ahora algo empieza a cambiar. La gigantesca Rocinha fue la primera que recibió turistas y otras siguieron sus pasos: sus residentes las ven como una colosal fuente de ingresos.Al sur de la ciudad

Las que más se visitan durante los Juegos Olímpicos son las situadas al sur de la ciudad, la zona más rica. Allí se emplazan las míticas playas cariocas, con Copacabana, Ipanema y Leblón como las más destacadas. En Río de Janeiro hay más de medio millar de favelas. Algunas son auténticas ciudades que superan en población a municipios españoles como Getafe o Motril.

En la favela de Babilonia, situada a diez minutos en coche del legendario hotel Copacabana Palace (uno de los más lujosos de Brasil), quienes se animen al turismo favelero pueden dormir en los hostales. Esta es una de las favelas más conocidas y pacíficas.

Allí, por ejemplo, quienes pidan habitación en Estrelas de Babilonia, un simpático bar con maravillosas vistas y un puñado de dormitorios, deben pagar 20 euros la noche, aunque el precio se puede negociat. El lugar es regentado por Pol, un belga que se instaló en Río en 2009 y decidió montar este microemprendimiento con su mujer, Bibiana, de nacionalidad colombiana.

En Chapéu Mangueira, una favela pegada a Babilonia, cada vez hay más bares destinados al turismo. El 'Bar de David' es uno de ellos. Abierto por un expescador en 2010, el modesto restaurante ya ha ganado varios premios de gastronomía, entre ellos los de mejor bar de Río y de Brasil. Hoy recibe a diario a cientos de visitantes que suben el morro para degustar su famosa feijoada de frutos de mar, una versión marinera del tradicional plato brasileño a base de frijoles. Así, entre partidos y pruebas deportivas, son cada vez más las personas que deciden este plan turístico, hasta hace unos años impensado y que ahora comienza a consolidarse.

Mostrar comentarios