Así gana Mugabe las elecciones

  • No es la primera vez que el presidente de Zimbabue, Robert Mugabe usa la violencia para ganar las elecciones. Su principal opositor, Morgan Tsvangirai ya conoce al que debería ser su compañero de gobierno. Pero Mugabe, que todavía no ha especificado cuándo serán las elecciones, ya ha comenzado a hacer su conocida campaña del miedo.
Mugabe, que todavía no ha especificado cuándo serán las elecciones, ya ha comenzado a hacer su conocida campaña del miedo.
Mugabe, que todavía no ha especificado cuándo serán las elecciones, ya ha comenzado a hacer su conocida campaña del miedo.
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Andrew Meldrum | GlobalPost

El presidente de Zimbabue, Robert Mugabe, dio otra bofetada pública al primer ministro Morgan Tsvangirai y al rígido gobierno de coalición dentro del cual se supone que los dos oponentes deberían estar trabajando juntos.

Mugabe arrestó a uno de los ministros del gabinete de Tsvangirai por cargos falsos. Y luego, para echar sal sobre la herida, Mugabe logró convencer a uno de los tribunales de Zimbabue para destituir al portavoz del Gobierno, que está alineado con Tsvangirai.

Estos actos de provocación sigue a los meses de violencia política en los que las milicias de Mugabe han atacado y torturado a simpatizantes de Tsvangirai en la capital, Harare, y en todo el país.

Más de 40 zimbabuenses comparecieron ante los tribunales acusados de presunta traición por haberse reunido para ver vídeos sobre los sucesos de Túnez y Egipto. Muchos de los detenidos dijeron que habían sido torturados. Los tribunales rechazaron los cargos contra 39 de los acusados y sentenciaron que las evidencias en el caso de los siete restantes eran débiles. 

Tsvangirai denunció airado las acciones de Mugabe y dijo que quería un "divorcio" del gobierno compartido, que había sido diseñado después de las elecciones de 2008 y que requiere que los dos líderes y sus respectivos partidos gobiernen codo con codo.

Un total de 22 embajadores en Harare firmaron una durísima carta de denuncia sin precedentes, en la que se acusaba la violencia política de Mugabe. La Unión Europea encabezó la carta, que también fue firmada por los embajadores de EEUU, Gran Bretaña, Francia, España, Japón y la mayoría de los principales donantes de Zimbabue.

¿Ha perdido Mugabe? A los 87 años y ocupando el poder desde hace 31 años, ¿es un anciano autócrata desfasado que está empujando a su país hacia una revuelta como la Egipto o Túnez?

En absoluto. Ésta es la forma de Mugabe de hacer campaña para las elecciones.

El líder controla todos los niveles de poder de Zimbabwe y está utilizando los mismos métodos antiguos que siempre le han llevado a conseguir la victoria en las urnas.

En el pasado, Mugabe estableció campamentos paramilitares en todo el país, en las ciudades y en las zonas rurales, desde los cuales su milicia puede intimidar y presionar a los simpatizantes de la oposición. Mugabe ha presionado sistemáticamente a los líderes de la oposición a través de dudosos pleitos judiciales y ha realizado discursos en los que amenaza con más violencia. 

Estas son las tácticas de la campaña que Mugabe utilizó en las elecciones de 2000, de 2002 y de 2008–y funcionaron. Ahora está utilizando estas mismas estrategias para ganar otro nuevo mandato.

No está claro cuándo tendrán lugar las elecciones en Zimbabwe. El acuerdo que forzaron Mugabe y la oposición para formar un gobierno de coalición exige la preparación de un borrador de una nueva Constitución para preparar el terreno de las elecciones. Pero cuando el año pasado se celebraron las reuniones constitucionales, partidarios de Mugabe las interrumpieron golpeando a los participantes.

Mugabe anunció el pasado mes de diciembre que pretendía celebrar elecciones en 2011.

Los municipios de Harare, que han sido bastiones de apoyo a la oposición, han sufrido la violencia auspiciada por Mugabe en las últimas semanas. Mbare, el barrio negro más antiguo de Harare, ha sufrido una brutal ronda de ataques. Y ahora los carteles de Mugabe adornan su mercado y la terminal de autobuses, según Sky News.

El principal asesor de Tsvangirai y ministro de Energía, Elton Mangoma, languidece en la cárcel en espera de juicio. Tsvangirai se queja de que la acusación de corrupción contra Mangoma se debe a un trato realizado por un funcionario de su ministerio y esto no debería causar el encarcelamiento de Mangoma.

Tsvangirai afirma además que el gabinete de Mugabe y su partido Zanu-PF está plagado de corrupción, de acuerdo con los zimbabuenses. Cita la mala reputación de los campos de diamantes de Marange en el este de Zimbabue, donde dijo que se han concedido derechos de explotación minera a varias empresas sin seguir los procedimientos adecuados. Tsvangirai también denuncia que han desaparecido 313 millones de dólares de los ingresos que percibe el estado por los diamantes, pero no ha habido ninguna investigación al respecto.

"La corrupción del Zanu-PF infecta cada aspecto de nuestra economía y del gobierno", asegura Tsvangirai, que añade que su partido ha elevado numerosas quejas por la corrupción pero que muy pocas han sido tomadas en cuenta de una manera seria por la policía.

Tsvangirai considera que los cargos de corrupción contra sus simpatizantes son "un intento de obstaculizar y ensombrecer la corrupción masiva que hay en Zimbabue… La gente no es idiota. La gente de Zimbabue no es cobarde. La gente de Zimbabwe no acepta esto".

Pero Tsvangirai, que se ve comprometido por la incómoda coalición con Mugabe, da señales contradictorias. Recientemente ha descrito su relación con Mugabe en términos tan optimistas y alegres que dejó atónito al corresponsal del Financial Times Alec Russell. El primer ministro británico, David Cameron, se quedó igualmente sin palabras cuando en enero Tsvangirai habló de Mugabe en términos halagadores en Davos (Suiza).

 Russell escribió: "Resulta difícil entender que en un mes como éste de hace cuatro años Tsvangirari y otros 30 líderes de su partido MDC fueron golpeados hasta la inconsciencia por la policía de Zimbabue. Aquellas palizas fueron un ejemplo del estilo de campaña que hace Mugabe. Y en las elecciones de 2008, Tsvangirari casi consiguió derrocar a Mugabe, ganando más votos en primera ronda.

Tsvangirari, de 59 años, en una figura atrayente que en la década de los noventa forjó los sindicatos del país para generar una oposición más fuerte contra el partido de Mugabe Zanu-PF. Después, en 1999, Tsvangirai lanzó el MDC para competir directamente contra el Zanu-PF. Tsvangirai ha durado más tiempo que nadie como rival de Mugabe.

Ahora parece que Mugabe tiene a Tsvangirari exactamente donde quería, paralizado e ineficaz en el marco de un gobierno de poder compartido en el que Mugabe tiene el poder y Tsvangirai debe compartir lo que queda.

Tsvangirai puede montar en cólera contra la detención y las palizas de sus partidarios. Puede acusar de corrupción y pedir el divorcio de Mugabe. Pero al final, Tsvangirai ha comunicado que tanto él como su partido se quedarán en la coalición.

No. Mugabe no está loco. Está preparando el terreno para otra campaña sangrienta que le permita ampliar su mandato.

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