"No me atrevo a salir a las calles de El Aaiún desde el asalto"

  • La española Silvia García lleva desde el pasado lunes escondida en El Aaiún, en casa de una familia saharaui. Pero durante el ataque del Ejército marroquí al campamento de Gdeim Izik, ella estaba allí. Gracias a esta cooperante, llegaron a España y a todo el mundo las primeras imágenes del asalto.
Santiago Zarraga

“No salgo de casa desde la noche de Gdeim Izik, esa noche un compañero me dijo: Silvia, quien salga esta noche muere”.  Cuando el pasado lunes las fuerzas marroquíes desalojaron el campamento saharaui (a diez kilómetros de El Aaiún), Silvia García cumplía dos semanas allí. Fue uno de los pocos extranjeros que pudo ver y grabar en vídeo la violenta incursión de Marruecos en Gdeim Izik.

Al preguntarle dónde está, Silvia responde: “en la ciudad de El Aaiún y no te puedo decir más”. Desde el pasado día 8 de noviembre, se esconde en casa de una familia saharaui. Dos días después “nuestra situación cada vez se complica más”, explica.

Las noticias que llegaban del ataque al campamento de Gdeim Izik no iban acompañadas de fotografías. Ningún medio tenía allí cámaras que mostrasen lo que ocurría allí, Marruecos llevaba semanas impidiendo a los medios entrar en el campamento. Durante todo el día los medios esperaban imágenes de lo ocurrido. Gracias a voluntarios como García que trabaja en la organización Sahara Thawra, llegó material audiovisual del ataque.

El ataque a Gdeim Izik desde dentro

“A las 5.30 de la mañana nos avisaron de que algo pasaba” explica García. Como cada día, la noche anterior había dado las buenas noches a sus amigos. Su compañero y ella se separaron, “cada uno cogimos una cámara y nos fuimos en direcciones distintas a grabar”.

Todavía se pueden sentir los momentos de tensión que vivió la voluntaria: “he visto como daban patadas a mis amigos y los metían desmayados en el coche, a día de hoy todavía están desaparecidos”.

García explica que salió del campamento con el último grupo de mujeres. “El panorama era desolador", cuenta que las fuerzas marroquíes no solo arrasaron el campamento: “sentí vergüenza al ver el saqueo que hicieron”. La travesía de diez kilómetros hasta la ciudad de El Aaiún fue dura según  Agua y leche es lo que les esperaba en El Aaiún después de caminar diez kilómetros por el desierto.

“En la primera casita nos ayudaron, y me ofrecieron internet y un móvil”. Desde allí, García pudo enviar los primeros vídeos que se vieron de la tragedia en a Gdeim Izik.

El Aaiún: bajo vigilancia y registros

“Tras la masacre, los pocos extranjeros que quedamos estamos en casas de saharauis”. Pide silencio, el murmullo que había a su alrededor se detiene. “Tenemos que tener cuidado cuando abren la puerta” dice Silvia en un susurro. Según la cooperante “la policía está entrando en las casas de Al Aaiún y se están llevando a los saharauis que estaban en el campamento”.

Silvia García es voluntaria de la asociación Sahara Thawra, que nació a principios de 2010. Los miembros son integrantes de varios colectivos y están “unidos de forma independiente” según su página web. Su preocupación, la creciente “agresividad marroquí” fue el detonante para que en verano enviaran un primer grupo de reconocimiento. Han sido los primeros en hacer llegar las imágenes al mundo.

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