Sangre en Niza. 84 muertos. Y en medio de ella, una imagen ha estremecido a medio mundo. La de ese muñeco, destrozado, junto al cuerpo sin vida de una pequeña que casi no había comenzado a jugar. Es la imagen del terror. Es la imagen de la muerte sin sentido. Es la imagen del odio.
Es lo que se ha vivido en Niza donde padres e hijos vivían una fiesta nacional y disfrutaban de los fuegos artificiales. Allí estaban miles de personas en un día perfecto, con buen tiempo, entre risas. Hasta que el odio y la venganza se transformó en un camión blanco enloquecido, ansioso de provocar la muerte y la sangre.
Los padres intentaron antes de que nada proteger a sus pequeños, pero no todos los lograron. Diez pequeños ya están entre las cifras de los muertos. Todos duelen igual pero los menores más. Al menos 50 niños fueron hospitalizados en Niza tras el atentado que golpeó el jueves por la noche esta ciudad del sureste de Francia.
"A las siete de la mañana constatamos la muerte de dos niños", durante operaciones quirúrgicas, "otros siguen entre la vida y la muerte", indicó la misma fuente. El último balance del atentado es de al menos 84 muertos y 18 personas en estado crítico. Esa cifra es ahora de diez niños muertos. El terror ha segado la vida de los que casi no habían empezado a disfrutarla. Al menos, un bebé se ha convertido en el milagro de la tragedia. Sus padres lo perdieron y desesperados alertaron en facebook. Le habían salvado. Un atisbo de esperanza, como la de esa policía que saltó a un camión con terroristas para intentar detenerlo. La otra cara del ser humano.
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