Sánchez evita el sorpasso pero no calma a sus barones: la operación 'relevo' sigue en marcha

  • El líder socialista lleva al partido a los peores resultados de su historia.

    El PSOE afronta una seria disyuntiva: o deja gobernar a Rajoy o vuelve a intentarlo con Iglesias y Rivera.

Sánchez comparece en Ferraz para valorar los resultados.
Sánchez comparece en Ferraz para valorar los resultados.

El 26-J deja un balance agridulce en el PSOE. El partido resiste al peor de los pronósticos que habían planeado por Ferraz, el del sorpasso de Unidos Podemos, pero lo hace con los peores resultados de su historia, 85 diputados. 

Un resultado que le deja a casi once puntos del PP y a más de 52 escaños que demuestran que el verdadero 'sorpasso' lo dio el PP, al PSOE, a las encuestas y a todos los demás. 

"A pesar de las dificultades extraordinarias y augurios que pronosticaban un fuerte descenso y la pérdida de pujanza, el PSOE ha vuelto a reafirmar su condición de partido hegemónico en la izquierda española", ha tratado de disimular Sánchez. Después, y en clara advertencia a Unidos Podemos, ha añadido: "Lo hizo en diciembre", ha continuado el candidato socialista, "y lo ha hecho ahora frente una coalición de más de 20 partidos".

Las alusiones al secretario general de Podemos en su breve comparecencia en la noche electoral fueron las más directas, y áridas. "Espero que el señor Iglesias reflexione sobre estos resultados: tuvo la oportunidad de votar a un gobierno progresista y de poner fin al Gobierno de Rajoy, pero su intransigencia ha provocado la mejora de los resultados de la derecha", ha insistido.La operación para fulminar a Sánchez sigue en marcha

El que se haya dejado atrás el sorpasso no evita que Sánchez pueda ver interrumpida su carrera política. De hecho, en su valoración de resultados, apenas ha hecho menciones al futuro, ni a las negociaciones. Solo ha avanzado que ya ha telefoneado a Rajoy, pero para felicitarlo por los datos.

Los barones planeaban ya pedir su retirada este mismo domingo, en previsión del  "batacazo". Una tercera plaza. Los resultados no han sido tan dramáticos como para optar por la vía fulminante, pero el rechazo a Sánchez va in crescendo. Varios cargos mantienen que la operación para hacer que el socialista deje el cargo sigue en marcha. 

El partido habrá de afrontar en los próximos meses el proceso de primarias para elegir secretario general. Será entonces, seguramente, cuando se afronte en serio el debate sobre el futuro de Sánchez. El líder socialista ha insistido en que se presentará y, por el momento, sin rival. Las ambiciones de Susana Díaz, siempre presentes, no se han visto revalidadas este domingo con los resultados del partido en Andalucía, donde el PSOE se ha visto superado por el PP. Un recuento dramático

El recuento se vivió con angustia contenida en Ferraz. Nadie admitió públicamente estar preocupado por unos sondeos que confirmaban el peor de los pronósticos. Pero los gestos, en estos casos, acostumbran a decir más que las palabras.  Sánchez, y su guardia de escuderos- Óscar López, Antonio Hernando, César Luena- siguieron el escrutinio encerrados a cal y canto en el despacho de la cuarta planta.  “Los sondeos siempre fallan con el PSOE”, trataron de tranquilizar algunos dirigentes.Dos escenarios: dejar que gobierne el PP o intentarlo con Unidos Podemos y Ciudadanos

 Los resultados de este 26-J colocan al PSOE en la que probablemente sea la disyuntiva más complicada de su historia: dejar que gobierne Rajoy con la abstención,  participar en un gobierno de gran coalición (222 escaños) o intentar un pacto “de cambio”, con Unidos Podemos y Ciudadanos (188). Un acuerdo que en diciembre demostró ser inviable por los vetos de ambos emergentes.

Esta última opción, es, sin duda, la preferida por Sánchez y su dirección. No obstante, la situación es enormemente compleja. Un pacto entre PP y Ciudadanos, con apoyo de PNV y Coalición Canaria rozaría la mayoría absoluta.

Entre ejercicios de malabarismo, la esperanza de la ejecutiva socialista es que los de Iglesias-Garzón no bloqueen en esta ocasión la formación de Gobierno y conduzcan a unas terceras elecciones. Lo venden como el único gobierno que garantiza el cambio. Otra fórmula, la de intentarlo sólo con Unidos Podemos, precisaría del apoyo de las formaciones independentistas, ERC, CDC y PNV. Algo impensable.  El Comité Federal lo rechazó ya en diciembre. 

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