Una batalla corta pero letal: así será la campaña del 26-J

  • Los partidos definen sus estrategias convencidos de la convocatoria. 

    PP y Ciudadanos preparan ataques cruzados y Podemos mira al votante socialista. Sánchez aspira a 'salvar' los datos del 20-D. 

El PP incluye a sus diputados del Gobierno y de la cúpula de Génova en la Diputación Permanente del Congreso
El PP incluye a sus diputados del Gobierno y de la cúpula de Génova en la Diputación Permanente del Congreso
EUROPA PRESS

Fracasada la última esperanza para el PSOE de formar gobierno-la consulta a las bases de Podemos- los partidos asumen que ya han entrado en tiempo de descuento para el 26-J.

Solo dos cosas podrían evitar la nueva convocatoria electoral, y las dos altamente improbables: un acuerdo 'in extremis' entre PSOE y Podemos, que habría de implicar que el PSOE renuncie al acuerdo con Ciudadanos, o que Podemos ceda de alguna manera. O la gran coalición del bipartidismo. Esta última solución es más estética que real: populares y socialistas tratan más de teatralizar una cierta voluntad de diálogo, que de alcanzar algún acuerdo.

Los partidos llevan ya días en campaña. Lo demuestran actos en plazas estratégicas, como los de Sánchez en Andalucía, donde, en ambiente de feria, trató de aparentar sin éxito la tregua con Susana Díaz. Rajoy, por su parte, dedica sus últimos fines de semana a participar en convenciones temáticas del partido, representativas de los pactos que el presidente en funciones está dispuesto a ofrecer al PSOE para un “gobierno estable”: crecimiento y empleo, pacto social, reforma fiscal y financiación autonómica, educación y fortalecimiento institucional.

Mientras, los responsables de estrategia diseñan ya las bases y el argumentario sobre los que pilotarán las próximas semanas. Todos quieren una campaña corta, que se prevé, no obstante, más encarnizada que la del 20-D.PP: recuperar el voto de Ciudadanos y ataque a Rivera

En el PP se reconoce que los gestos para apurar un gobierno en estos días serán mínimos. A los populares las elecciones no les disgustan. Desde las generales, los sondeos han constatado que no sólo no han perdido voto, lo han ganado y, en el peor de los casos, ni lo uno ni lo otro.

El 'inmovilismo' del que se ha acusado a Rajoy será rentabilizado en campaña para contrastar el fracaso de la negociación socialista: la oferta estaba clara desde el principio, sostienen los populares, y esto es, un gobierno de coalición “estable” y centrado en la recuperación económica y las reformas del PP.

No habrá nuevas ofertas, ni tampoco más movimientos que un cierto contacto, seguramente por carta, con Sánchez. En el PP se centran ahora en volver a atraer al votante de derecha que, el 20-D, dio su papeleta a Ciudadanos. Los ataques a Rivera serán duros. En Génova se guarda con resquemor la intervención del presidente naranja en el Congreso, cuando instó a una rebelión interna de las filas populares para 'derrocar' a Rajoy.

Constatado el fracaso para formar gobierno, los populares quieren llamar al 'voto útil' para provocar el trasvase desde la formación naranja. El mensaje: las contradicciones de Ciudadanos: desde que no apoyaría a Sánchez, hasta que habría de gobernar el partido más votado. Los de Rivera son, ahora, el “centro izquierda”.

En el PP han comenzado ya con la campaña de "gestos": en abril, se devolverá el 50% de la paga extra a los funcionarios. PSOE: fidelizar su voto y vuelta al bipartidismo

Los socialistas temen que la negociación de los últimos meses pase factura. La división en el partido es una evidencia: entre los partidarios de un acuerdo con Podemos, y los que no, y entre los partidarios del secretario general, y los que no. Así pues, Sánchez trata de contener la explosión. Por el momento, se ha ganado tiempo aplazando la renovación de la dirección hasta después de las elecciones, cuando el escenario se prevé igualmente confuso.

En Ferraz, el objetivo de campaña es claro: el PP. El caso Soria ha sido un argumento de última hora, aunque queda por ver si aguantará hasta la campaña. Corrupción y recortes seguirán siendo, no obstante, valores seguros para movilizar al votante socialista.

También en la diana está Podemos. “Son lo mismo que el PP”, comparten los socialistas. En el PSOE se insiste en que son los de Iglesias los que no han permitido la alternativa a Rajoy, los culpables de las nuevas elecciones, y de que el PP pueda gobernar. Los ataques serán rotundos contra el partido emergente, y mucho menos duros contra la formación de Rivera. A Sánchez se le ha acabado el argumento de la “nueva derecha”: “Tendrás 20 años menos, pero eres del PP”, le espetó el socialista en la pasada campaña.

Los socialistas temen un trasvase a Podemos del electorado crítico con que no se haya podido llegar al acuerdo de izquierdas, y también, aunque menos, a Ciudadanos. Por eso, fidelizar al votante del 20-D será el reto. No se espera captar de otros partidos, sino mantener el tipo. Para Sánchez, las elecciones se miden en términos de reválida. Un apoyo inferior a los 90 diputados, considerado en diciembre un éxito relativo, será, sin miramientos, un fracaso.Podemos: a por el votante socialista descontento

Iglesias lleva tiempo arengando al socialismo desencantado a una especie de movilización protesta que empuje a su líder al acuerdo 'valenciano'. Es, sostienen desde Podemos, la parte “sensata” del PSOE, la favorable a enterrar el pacto con Ciudadanos y firmar otro netamente de izquierdas.

La cerrazón de Sánchez a negociar ese acuerdo será el argumento. En Podemos las elecciones no generan una preocupación excesiva. Confían en mantener a sus votantes del 20-D, un electorado de alta fidelidad, y captar a socialistas con un mensaje escorado claramente a la izquierda. Sobre Ciudadanos se insistirá en que, pese a todo, siguen siendo la derecha. Sobre el PP, más de lo mismo. Desde el partido 'morado' defienden, y así se lo trasladarán incluso la próxima semana al Rey, la “coherencia” en sus negociaciones.

Podemos ha empezado ya a preparar la campaña. Avanzan que en el programa se incluirá claramente su defensa al derecho de autodeterminación. El próximo domingo, ha convocado un acto en Madrid para reunir a sus círculos que suena a claro pistoletazo de salida hacia el 26-J.Ciudadanos: volver a seducir a la votante del PP y 'arañar' al PSOE

A izquierda y derecha. El partido de Rivera mirará tanto al votante del PP como al del PSOE para plantear su campaña. El pacto con Sánchez los ha posicionado en un segmento ideológico, pese a las reticencias de la dirección naranja a ponerse etiquetas.

Defenderán su papel de mediación, su “sentido de Estado” para obligar al diálogo a las fuerzas políticas, más allá de sus intereses partidistas, su capacidad para pactar y acordar sobre 200 medidas de dos programas diferentes.

Los de Rivera no esperan ataques excesivos del PSOE, aunque sí de Podemos, y sobre todo del PP. Se admite la preocupación sobre cómo volver a dar prioriadd a su programa por encima del acuerdo de El Abrazo, firmado con los socialistas. Cómo mantener la autonomía, cómo volver a la etapa pre-20D. El riesgo existe. No se oculta que conservar a los votantes de entonces será tarea ardua. En Ciudadanos se confía en recoger al electorado del PP que quiere con su voto dar una advertencia a Rajoy: es la hora de la retirada.

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