Israel practica habitualmente la demolición de viviendas de palestinos declarados culpables de terrorismo desde el comienzo de la llamada Tercera Intifada desde otoño de 2015, con la explosión de ataques individuales -- generalmente con vehículo o arma blanca -- sobre colonos o militares israelíes.
Aunque expertos israelíes en seguridad han declarado que las demoliciones son ineficaces a la hora de detener la actividad terrorista y llegaron incluso a impulsar una moratoria, su decisión fue revertida.
A pesar de que el Alto Tribunal de Justicia israelí ha comenzado a aplazar algunas de estas demoliciones en los casos donde las pruebas contra la familia del culpable no eran lo suficientemente sólidas, las cifras que baraja el diario israelí 'Jerusalem Post'.
El ataque contra la pequeña Ariel Hallel consternó a la población israelí. Un portavoz del primer ministro israelí tuiteó una foto policial de la habitación de la niña, manchada de sangre.
Tarayrah activó la alarma del asentamiento tras saltar la valla, pero aun así tuvo tiempo de entrar en la habitación de la niña aprovechando una ventana abierta. Para cuando llegó el equipo de seguridad -- que finalmente le mató a tiros --, el palestino ya había matado a la pequeña.
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