Los partidos enfrentan sus crisis internas en las semanas decisivas al 26-J

  • Al margen de negociaciones, partidos y candidatos tienen en la supervivencia su principal desafío. 

    Podemos prepara refundación, Susana Díaz medita el salto a Madrid, y el PP presiona por el relevo. 

El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, a la salida de la sesión de investidura en el Congreso.
El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, a la salida de la sesión de investidura en el Congreso.

2 de mayo. Es el día que marca el punto y aparte de cinco meses, los transcurridos desde el 20-D, que han servido para enfrentar a los partidos con sus propias crisis, estrategias, y fracasos.

Las que vienen serán semanas de intensa actividad política. Aún más. Con todas las dudas sobre la formación de un nuevo Gobierno, la atención se centra sobre todo en cómo los partidos sobrevivirán a este tiempo de incertidumbres.Podemos: luchas internas, crisis territoriales y ¿refundación?

El partido emergente tiene ante sí varios retos fundamentales en las próximas semanas: al margen del posible avance de las negociaciones con el PSOE, los de Iglesias han de enfrentarse con sus propias crisis internas.

El Consejo Ciudadano Estatal, el máximo órgano Ejecutivo que Podemos reunirá el próximo sábado, se prevé caliente por la pugna interna entre 'errejonistas' y 'pablistas'. Será entonces cuando Iglesias someta a ratificación la propuesta de Pablo Echenique como nuevo secretario de Organización, tras el fulminante cese del hasta ahora número tres, Sergio Pascual.

En ese caso, no se prevén sorpresas. Es poco probable que los partidarios de Errejón se opongan a suscribir a Echenique, un hombre que suscita amplios consensos. Pero las diferencias sobre la estrategia a seguir sí son visibles: la llegada del líder aragonés supone una ruptura con la táctica seguida hasta ahora por el partido, y pilotada por Errejón.

El próximo responsable de Organización vertebrará su proyecto en varios ejes: más autonomía del partido a nivel territorial, más protagonismo de los círculos y horizontalidad. Un modelo prácticamente opuesto al diseñado por los errejonistas. El número dos de Iglesias representa una visión más cerebral y tacticista, que ha levantado críticas en los sectores más combativos, como el Anticapitalista. Se espera que la llegada de Echenique sirva para templar los ánimos.

El otro reto tiene que ver con las crisis territoriales avivadas en los últimos meses. La de Galicia, aún en manos de una gestora, la de Cataluña, sumida en la fractura desde la dimisión de la líder, Gemma Ubasart, la de Madrid, en un incierto impasse tras la oleada de bajas... Los territorios, el último, el País Vasco, reclaman una mayor autonomía de la dirección. Echenique podría dársela. Echenique ha defendido siempre la necesidad de 'vaciar' de poder al núcleo de Madrid en favor de las regiones.

Los hay, como Juan Carlos Monedero, que sostienen que la cita del próximo sábado servirá para reeditar el espíritu de 'Vistalegre', la asamblea fundacional del partido que culminó con la designación de Iglesias como secretario general. Los que defienden la refundación sostienen que ésta habría de acometerse cuanto antes, en caso de que no se celebren elecciones.

Sí así ocurre, el panorama es aún incierto. Podemos afronta también la necesidad táctica de reeditar sus alianzas territoriales, a las que se debe buena parte de su éxito en el 20-D. Con Compromís, la repetición está prácticamente asegurada. Pero los socios gallegos y catalanes debaten aún fórmulas y confluencias. Los primeros quieren concurrir como partido instrumental, lo que los dotaría de una mayor autonomía con respecto a Iglesias. En el caso de Cataluña, el espacio político de Ada Colau abre serias incógnitas. Podemos no ha confirmado aún su participación, en espera de la renovación de sus órganos de dirección autonómicos. Hacerlo, sin duda, resultará vital para el partido emergente dado el evidente tirón de la regidora barcelonesa.PSOE: el incierto acuerdo y el salto de Susana. 

Los socialistas asumen que los acuerdos serán tremendamente complicados: con Podemos, porque los de Iglesias no parecen dispuestos a ceder a un Gobierno con Ciudadanos, con el PP, por cuestiones evidentes.

No obstante, la estrategia manda. Sánchez insiste en su papel de 'presidenciable' y agotará hasta el último minuto del 2 de mayo, día en que se fija la disolución automática de las Cortes, para tratar de escenificar el pacto.

El primer reto, el miércoles, es la cita con Iglesias. Un encuentro que sirve para marcar el 'deshielo' del diálogo entre ambos líderes, interrumpido precisamente por el pacto con Ciudadanos. 

No es probable que esta semana se deduzcan grandes acuerdos, no obstante. Con el PP, la negociación es la misma que tras el 20-D. Ninguna. La intención de concertar una cita no se ha materializado por ninguna de las partes.

Entre tanto, los de Sánchez afrontan también sus propias heridas. La más profunda, amén de crónica, la de la disputa por el liderazgo socialista. La presidenta andaluza, Susana Díaz, habrá de decidir en estas semanas si, finalmente, da la batalla. Nada está cerrado. Díaz cuenta con el apoyo de los principales barones territoriales, aunque el favor de la militancia ya es otra historia. No se siente avalada, y eso es, seguramente, lo único que le hace repensar el salto. Un fracaso en la disputa por la secretaría sería también un lastre en su liderazgo, siempre tan reclamado.

La andaluza ha recibido en las últimas semanas el consejo de varios de sus confidentes más cercanos. El expresidente González no lo ve claro, Zapatero sí. Si no lo intenta ahora, le apremian, quizás no se presente otra oportunidad tan clara.

El 11 de abril, en todo caso, habrá de despejarse esa incógnita. Ese día arranca la recogida de avales de los candidatos. El congreso, previsto en mayo, se anticipa incendiario. Eso, si no se aplaza la fecha, como reclaman algunos barones autonómicos. Sostienen que, en pleno momento de negociaciones, no ha lugar enzarzarse en disputas internas. Nada de abrir el partido en canal, parece ser la consigna interna de las últimas semanas. Díaz, partidaria antes de adelantar esta cita, no quiere quedar de oportunista, y prefiere ahora aguardar los tiempos.PP: el eterno dilema de la sucesión

No se recuerda en el PP momento en que los rumores sobre la sucesión de Rajoy no hayan circulado por los pasillos.

El presidente en funciones ha asistido impasible a la entrada y salida de candidatos de los 'puestos de salida', lo que viene ya a ser un tópico para los analistas políticos. Rajoy suele hacer gala de un talante gallego incomprendido por muchos, no le gustan los cambios y se resiste a irse. Punto.

Él tiene en cualquier caso, estatutos mediante, la llave de su propia sucesión. Se planteará cuando él decida, y no es ahora, en proceso de ebullición para un nuevo gobierno, o para unas nuevas elecciones. En contra tiene a un cada vez mayor sector, capitaneado por una savia nueva de 'populares'- Casado, Maroto, Levy-que le reclaman un relevo. Su apuesta es el primero, Casado, el vicesecretario de Comunicación. Una nueva promesa, joven pero preparado, delfin de Aznar y Aguirre, y que en los últimos tiempos ha ido creciendo en el partido.

Para otros, Cifuentes. La presidenta madrileña calcula su ambición política y no despeja demasiadas pistas sobre su futuro al frente del partido nacional. Sus defensores le alaban el gusto por el diálogo-lo demuestra su buena convivencia de gobierno con Ciudadanos- y sus gestos rotundos contra la corrupción, el gran lastre de los populares.

Y en la sombra, siempre, Feijóo. El presidente de la Xunta ha ido perdiendo peso en esta carrera a medida que pasan los días. Con unas elecciones autómicas en ciernes, las dudas sobre si repetir como candidato en Galicia han reafirmado los rumores que lo colocan lejos de las paredes institucionales. El gallego podría optar, finalmente, por retirarse a la empresa privada una vez cerradas las dos legislaturas. Ofertas tiene. El portazo de Génova, parece que también.  

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