Barei ha hecho una actuación de 10 que se merece doce puntos. Ha puesto a bailar al Globen Arena y los millones de espectadores que ven el Festival de Eurovisión. Su actuación después de la de Rusia ha sido la más vitoreada y la más estimulante de todo el festival.
Ha tenido que llegar Barei para animar un certamen que conducia más a la depresión que a la pista de baile. Y ella lo sabe. Al acabar ha dicho que se ha sentido fenomenal.
Barei ha sido la que más ha bailado en el escenario y la que mejor ritmo ha llevado desde el primer momento, con permiso de Rusia, que no le ha fallado su puesta en escena.
La cantante española ha salido con su cresta, su vestido con un número en el frontal (que es su número de la suerte) y sus zapatillas hechas a medida, demostrando que tiene personalidad y carácter.
A mitad de la canción se ha caído, como estaba previsto, y el siguiente plano por fin era el que le demandaba la audiencia. Ella comiéndose la cámara.
Ha conseguido bailar al ritmo de su 'Say yay' aunque los pies no los ha movido tanto como queríamos.
Su seguridad y el temazo de canción que lleva es lo que ha conseguido que empiece a subir como la espuma en las apuestas. Tanto que desde los puestos de abajo se ha colado como tercera.
Y también puede presumir de que no se le ha escapado ni un gallo, cosa que no sucedió con Edurne o con El Sueño de Morfeo.
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