A la venta el legado de Serge Lifar, un escaparate del arte del siglo XX

  • Serge Lifar (1905-1986) fue uno de los grandes bailarines y coreógrafos de su tiempo, y su vida y su legado, que sale a subasta en Ginebra, son un nostálgico escaparate del arte y de la vanguardia de la primera mitad del siglo XX.

Fernando Puchol

Ginebra, 7 mar.- Serge Lifar (1905-1986) fue uno de los grandes bailarines y coreógrafos de su tiempo, y su vida y su legado, que sale a subasta en Ginebra, son un nostálgico escaparate del arte y de la vanguardia de la primera mitad del siglo XX.

Nacido en Kíev y fallecido en Lausana (Suiza), Lifar encarnó la renovación del ballet francés desde principios de la década de 1930, recuperando la esencia de los ballets rusos de Serguéi Diaghílev, codeándose en París con los grandes artistas del momento.

Lifar fue amigo íntimo de Pablo Picasso, de Marc Chagall, de Max Ernst, de Juan Gris, de Jean Cocteau, de Igor Stravinski y de Natalia Goncharova, por citar algunos nombres, a los que el bailarín conoció antes de que se convirtieran en iconos y a los que promovió.

Fruto de esas relaciones son dibujos, pinturas, fotografías, partituras y manuscritos que el bailarín recibió como regalo y que conservó como parte de una peculiar colección privada, que ahora sale a la venta, con un precio conjunto de unos 2 millones de euros.

El "lote" estuvo en manos de la viuda de Lifar, la condesa Lillan Ahlefeld-Laurvig, que falleció hace dos años, tras lo cual sus herederos han optado por hacer caja con esta colección inédita.

Bernard Piguet, director de la casa de subastas Hotel des Ventes, destacó en declaraciones a Efe que la obra más importante a la venta es un retrato que Pablo Picasso hizo en 1960 al bailarín, entonces ya retirado, con un valor estimado de unos 400.000 euros.

También hay sorpresas, explicó Piguet, como las obras manuscritas -"en algunos casos obras maestras"- que le regaló el poeta, dramaturgo y novelista Jean Cocteau, y las partituras de Stravinski o Prokofiev que aparecieron en el fondo de una caja de cartón.

"Estaban en una caja con otros objetos aparentemente sin valor y resultaron ser partituras originales, manuscritas y firmadas", dijo el responsable de la subasta, que tendrá lugar a partir del viernes en varias jornadas, ya que son muchos los objetos a la venta.

Se subastará también una colección de 3.000 fotografías de Lifar firmadas por algunos de los nombres más prestigiosos del periodo, como Doisneau, Man Ray, Anna María Heinrich, Serge Lido o Lipnitzki.

En muchas de ellas aparece inmortalizado junto a otras grandes personalidades que formaban parte de un circulo social único: Ingrid Bergmann, Marc Chagall, Coco Chanel, Charlie Chaplin, Giorgio de Chirico, Aristide Maillol, Francis Poulenc y Jacques Prévert.

Pese a la intensidad de su vida, Lifar quedó a la sombra de otras grandes figuras de la danza, como Vaslav Nijinksi, en buena medida porque su nombre se asoció más a célebres romances, con hombres y con mujeres, y a las denuncias sobre la buena relación que tuvo con los nazis durante la ocupación de París en la Francia de Vichy.

En 1944, fue acusado de colaboracionismo y condenado a un "destierro de por vida" del Ballet de la Ópera de París en 1944, pero volvió a tomar las riendas de la compañía tres años después, para terminar saliendo por la puerta falsa en 1957.

Para Piguet, Serge Lifar "fue un icono incontestable de la danza en Francia, aunque puede ser que no fuera tan conocido fuera, quizás porque se quedó durante años al frente de la Ópera de París".

"Es muy sorprendente que no sea tan conocido, sobre todo porque trató a todos los grandes artistas del siglo XX desde el principio y eligió hacerse con sus piezas", señaló Piguet, para quien Lifar se anticipó a las tendencias de vanguardia de principios del siglo XX.

"El fue quien acudió al encuentro de Marc Chagall, de Maillol, de Miró, de Picaso, etcétera. Fue un visionario de vanguardia", dijo.

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