Abel Martín, el artista que acercó al gran público el arte contemporáneo

  • Sin las extraordinarias serigrafías de Abel Martín, introductor con Sempere de esta técnica en España, la obra gráfica no habría adquirido el reconocimiento artístico que tiene hoy, ni grandes creadores como Millares o Saura habrían visto en ella una forma de acercar el arte al gran público.

Concha Tejedor

Rubielos de Mora (Teruel), 9 nov.- Sin las extraordinarias serigrafías de Abel Martín, introductor con Sempere de esta técnica en España, la obra gráfica no habría adquirido el reconocimiento artístico que tiene hoy, ni grandes creadores como Millares o Saura habrían visto en ella una forma de acercar el arte al gran público.

El Museo Salvador Victoria de Rubielos de Mora, dedicado a este pintor y a difundir la obra de los artistas de la vanguardia de la Generación de 1950, inaugura hoy una exposición con una treintena de serigrafías, procedentes de la colección privada Ars Citerior, estampadas por Abel Martín (Mosqueruela, Teruel, 1931), asesinado hace 20 años.

La obra gráfica original, asequible y al alcance de muchas personas, es aquella en las que hay una intervención directa del propio artista, recuerda Javier Martín, sobrino de Abel Martín y conservador de la colección Ars Citerior, una de las más significativas del arte contemporáneo español.

"Este concepto es importante tenerlo claro para dar el valor artístico que merece cualquier obra realizada mediante el método de la litografía, grabado, serigrafía u otros", ha manifestado a Efe Javier Martín, que inaugura la exposición con una charla sobre el arte y oficio de la serigrafía.

El asesinato de Abel Martín en agosto de 1993, durante el robo de una importante colección de obras de arte contemporáneo en su chalé de El Plantío, zona residencial del norte de Madrid, conmovió no solo al mundo del arte, sino también al policía Joaquín Palacios, quien con este motivo rememora sus investigaciones de este crimen, aún impune, tras la absolución en 2008 de dos sospechosos por falta de pruebas.

Así, la exposición, con el título "Abel Martín, serígrafo", quiere recordar su imprescindible contribución a la divulgación del arte contemporáneo y mostrar una importante colección de serigrafías de artistas de la vanguardia, fundamentalmente de la segunda mitad del siglo XX, que abrió las fronteras de la España aislada del franquismo al arte internacional.

Destacan las serigrafías de dibujos del escultor Julio González, de la primera vanguardia del XX, cuya hija tuvo gran amistad con Abel Martín, junto a más de una veintena de artistas de la 'generación irrepetible' de 1950, entre ellos Eusebio Sempere, Millares, Saura, Mompó, Rueda, Andreu Alfaro, y el propio Abel Martín.

"Abel Martín -ha explicado a Efe Diego Arribas, director del museo- es una figura clave en la difusión del arte contemporáneo. Alejado del mundo de la creación, a los 20 años viajó a París. Allí conoció a Salvador Victoria y a otros jóvenes artistas, como Lucio Muñoz, Palazuelo y Sempere, con quien estableció una estrecha amistad y colaboración".

Abel Martín ya no se separó de Sempere, a quien cuidó durante su larga enfermedad. En París aprendieron la técnica de la serigrafía, desconocida entonces en España, del impresor cubano Wifredo Arcay, en cuyo taller se realizaron serigrafías de importantes artistas como Mondrian, Arp o Bloc.

Los dos pioneros se instalaron en Madrid en 1958 desde donde introdujeron en España la novedosa técnica.

"Uno de sus primeros encargos será, a la vez, una prueba de fuego por su complejidad -destaca Diego Arribas-. Es un libro de Lucio Muñoz y la reproducción de sus cuadros, realizados en madera, obliga a Abel Martín a poner a prueba todos sus recursos técnicos, incluida la utilización de arenas, para poder reproducir las ricas texturas del pintor madrileño".

El libro-carpeta tuvo una gran aceptación y llevó aparejado nuevos encargos, los más importantes los de los artistas reunidos en torno al proyecto del Museo de Arte Abstracto de Cuenca.

Las excelentes serigrafías, la difusión que la Fundación Juan March dio a estas obras y el interés de galerías como la Juana Mordó, Theo o Tórculo, que vieron la posibilidad de llegar a un mayor público interesado en el arte contemporáneo, convirtieron en pocos años la serigrafía en una de las obras más valoradas.

En la exposición del Museo Salvador Victoria, se pueden ver algunas de las serigrafías realizadas para Lorenzo y Millares, en la época en la que trabajó para el denominado Grupo de Cuenca, entre los años 1963 y 1964, y después de su creación para el Museo Abstracto de Cuenca, para el que estampó las primeras carpetas.

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