Algunos toros de Montealto se fueron sin torear

  • Álvaro R. del Moral.

Álvaro R. del Moral.

Sevilla, 14 abr.- La primera corrida de toros del ciclo continuado de la Feria de Abril de Sevilla se ha celebrado hoy sin reparto de trofeos entre los tres toreros, Antonio Nazaré, Oliva Soto y Diego Silveti, y los dos últimos no pudieron aprovechar sus lotes del hierro de Montealto, que se fueron sin torear.

Antonio Nazaré puso todo de su parte pero se llevó el peor lote. Los ejemplares más potables cayeron en manos de Oliva y Silveti, que no llegaron a aprovecharlos por completo.

Se lidiaron seis toros de Montealto, serios y muy astifinos aunque desigualmente presentados. El mejor del encierro, por noble y enclasado fue el tercero. Se dejaron también el temperamental primero y el cuarto. Segundo, quinto y sexto fueron muy deslucidos.

Oliva Soto, de nazareno y oro. Estocada contraria, vuelta al ruedo; media estocada y dos descabellos, silencio.

Antonio Nazaré, de blanco y oro. Dos pinchazos y estocada, silencio. Pinchazo y estocada, silencio.

Diego Silveti, de lirio y oro. Pinchazo y estocada más cuatro descabellos, ovación; estocada, silencio.

La plaza registró menos de media entrada en tarde fría, nublada, ventosa y muy desapacible.

El frío ambiental se enhebró con el larguísimo festejo, la primera corrida de toros del ciclo continuado de la Feria de Abril que había despertado no poca expectación por la proyección de los tres toreros que se anunciaban.

Pero esa expectación se vio defraudada en parte por el aprovechamiento incompleto de los tres toros que sirvieron para dar el paso al frente.

Sí fue capaz de dar ese difícil paso Antonio Nazaré, un joven matador de Dos Hermanas (Sevilla) cargado de cualidades para dar el salto definitivo. Lástima que su primero no le dejara más que arrancarle algún natural de buena factura en el que el torero dio todas las ventajas a su enemigo. El diestro sevillano mostró precisión, valor y serenidad pero el toro, progresivamente rajado, frustró todos sus esfuerzos.

Con el quinto, que resultó un auténtico criminal, bastante hizo con andar en la cara más tiempo del recomendable aunque el bicho le buscaba los tobillos sin disimulo cabeceando, rebrincando y tirando derrotes de mal estilo. Con o sin toros a favor, Nazaré mantiene el crédito de cara a su próximo compromiso.

Pero hubo otros animales que sí permitieron torear y quedaron inéditos. El caso más flagrante fue el del mexicano Diego Silveti, que debutaba como matador de toros en la plaza de la Maestranza después de un tibio paso como novillero. Para él fue el mejor ejemplar del serio encierro de Montealto. Ése fue el tercero, un animal noble y obediente y que tampoco estuvo exento de clase.

Silveti anunciaba mucho más de lo que resolvía en sus cites solemnes, pero le costaba colocarse entre muletazo y muletazo, que resolvía con demasiados tirones que destemplaban la faena y al toro. Tuvo muchas menos opciones con el bronco y deslucido ejemplar que salió en sexto lugar, con el que prolongó la faena cuando el frío arreciaba y el festejo pasaba de las dos horas y media de duración.

Aunque Oliva Soto dio la única vuelta al ruedo del festejo sin escuchar una sola protesta, no llegó a aguantar la mansedumbre temperamental del animal que rompió plaza, un toro que tenía mucho que torear y al que cuajó alguna serie vibrante y vistosa pero sin hacerse dueño de la situación.

Algo parecido le sucedió con el cuarto de la tarde, mansote y de viajes cortos, al que había que llevar cosido a la muleta con mando; llevarlo y traerlo con una autoridad que le faltó al diestro de Camas, más pendiente de la compostura que del fondo de su labor. EFE

1010196

Mostrar comentarios