Aporte de artistas de "La Ruptura" a arte mexicano no se valora, dice experta

  • Los pintores mexicanos de la generación de "La Ruptura" (1950-1970), que rompieron los cánones establecidos por los muralistas clásicos, aún esperan ser comprendidos y valorados por la crítica internacional, dijo a Efe la experta en arte Lelia Driben.

Julián Rodríguez Marín

México, 31 mar.- Los pintores mexicanos de la generación de "La Ruptura" (1950-1970), que rompieron los cánones establecidos por los muralistas clásicos, aún esperan ser comprendidos y valorados por la crítica internacional, dijo a Efe la experta en arte Lelia Driben.

La especialista destaca la obra de los pintores Gilberto Aceves Navarro, Lilia Carrillo, Pedro Coronel, José Luis Cuevas, Manuel Felguérez, Fernando García Ponce, Roger von Gunten, Vicente Rojo y Francisco Toledo, entre otros, como una etapa fundamental del arte mexicano no reconocido en el exterior.

"El movimiento de 'La Ruptura' forma parte de la historia reciente y tiene un aporte que no ha sido valorado", explicó a Efe Diben respecto a su libro "La generación de la Ruptura" (Fondo de Cultura Económica, 2012).

A principios de la década de los 50, este grupo encabezó una rebelión artística en favor de la libertad de creación en México, de apertura a los valores estéticos universales y contra lo preconizado por Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros de que la pintura debía ser nacionalista y reflejar la realidad del pueblo mediante el muralismo.

La crítica de arte aseguró que debido a la gran preponderancia que ha tomado el mercado del arte, los extranjeros buscan a los pintores mexicanos con mayor reconocimiento a nivel mundial.

"Hay una situación de cerrazón y los extranjeros sólo piden hasta Frida Kahlo y los demás no les importan, pero como quiera que sea ellos (los rupturistas) deberán tener su trascendencia", indicó.

Driben explicó que ese grupo de artistas enfrentó un dominio sobre las ideas del arte por parte de los grandes muralistas, "fue una generación controversial y protagónica en el panorama histórico mexicano... pero lo importante es que cambiaron la percepción del arte en México".

El muralismo mexicano había sido entre las décadas de 1920 y 1930 la aportación artística principal del país, luego vino la Escuela Mexicana de Pintura, que tuvo algunas pocas buenas obras, pero todo lo demás era "una alicaída repetición de lo que hacían los muralistas, por lo que había que dar y ganar la lucha".

En su libro, Driben recuerda que este grupo de artistas comenzó a exponer sus obras en espacios casi familiares, improvisados, en particular en la llamada "zona rosa" de Ciudad de México, y logró el respaldo de algunas galerías privadas establecidas debido a que los espacios públicos estaban en manos de la corriente nacionalista del arte.

En relación con el tema, el pintor y escultor mexicano Manuel Felguérez, uno de los más reconocidos artistas de este grupo, afirmó que ellos no fueron una generación de ruptura, sino de apertura al arte universal.

"Nuestra generación abandonó el nacionalismo y esto nos condujo al otro extremo, al internacionalismo y el universalismo", explicó.

Por su parte, Francisco Toledo afirmó que personalmente nunca intentó "romper con nada". "Siempre me interesó la buena pintura (...) para mí es claro, la pintura puede o no tener ideología, lo que cuenta finalmente es su calidad plástica", agregó.

Driben afirma que la obra de muchos artistas de "La Ruptura" es muy original y no es copia de ninguna corriente del exterior, tienen su propia personalidad y son aportaciones originales y propias, entre estas los trabajos de Felguerez, Vicente Rojo, Alberto Gironella, Lilia Carrillo y muchos otros.

"Vicente Rojo se mantiene muy vigente hasta ahora, con obra nueva; Felguerez trabaja incansablemente y su pintura conserva mucha fuerza" afirmó la especialista.

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