Artistas del Magreb reflexionan sobre el impacto del progreso tecnológico

  • La muestra de videoarte "Entre nosotros" arranca hoy en Zaragoza con once obras de artistas contemporáneos procedentes de países de Oriente Medio y el Magreb, que reflexionan sobre el impacto en las sociedades del progreso tecnológico en el contexto de un mundo global.

Zaragoza, 18 nov.- La muestra de videoarte "Entre nosotros" arranca hoy en Zaragoza con once obras de artistas contemporáneos procedentes de países de Oriente Medio y el Magreb, que reflexionan sobre el impacto en las sociedades del progreso tecnológico en el contexto de un mundo global.

La exposición, financiada por el Centro de Arte y Tecnología Etopía, Zaragoza Cultural y la empresa Trazacultura, permanecerá hasta el próximo 21 de febrero y a partir de entonces se prevé que recorra distintos centros culturales durante 2015 y 2016.

Son algunos de los artistas de esos países con más proyección internacional y predominan los que son de origen árabe y tienen residencia en un país occidental, lo cuales relatan los encuentros y desencuentros entre Oriente y Occidente y cómo la globalización ha provocado una crisis de las identidades y una mayor visibilidad de las diferencias culturales.

Una de las obras más impactantes viene de la mano del dúo turco metalKLINIK, que ofrecen una gran pantalla con confetis volando de la mano de un gran despliegue de efectos especiales como metáfora de la "fanfarria continua" del consumismo, tal y como ha explicado la comisaria de la exposición, Sabrina Amrani.

Hay espacio para el humor como el vídeo firmado por el artista iraquí Adel Abidin, quien, inspirado en "La Guerra de las Galaxias", en el que muestra a dos ejecutivos luchando con fluorescentes en una oficina, expresa así el dramatismo que conlleva la competitividad en las grandes corporaciones.

La egipto-libanesa Lara Baladi trae la proyección más larga de la exposición, de 42 minutos, en la que a raíz de la revolución egipcia de 2011 comenzó a coleccionar imágenes sobre otros acontecimientos históricos que le recordaban a su país, como "El Gran Dictador", de Chaplin, la plaza de Tiananmén, Corea del Norte, Gandhi, la Madre Teresa de Calcuta o del Pato Donald luchando contra los nazis.

la libanesa Mireille Astore rescata una fotografía de principios del siglo XX en la que aparece un hombre junto a doce mujeres, cuyos rostros manipula para reflexionar sobre el concepto de identidad.

El toque irónico lo refleja "NO", obra de la ruso-tunecina Nadia Kaabi-Linke, que reunió dentro de una iglesia anglicana a un grupo de compatriotas para responder negativamente a coro a toda la retahíla de preguntas que inquiere la agencia fronteriza británica para otorgar sus visados.

Nicène Kossentini, también tunecina, propone un vídeo sin sonido con un cuerpo cortado en el que tan solo aparecen las piernas y las manos expresando diversas emociones para denunciar la censura que existía en su país antes de la revolución.

También reflexiona sobre la llamada Primavera Árabe el marroquí Omar Mahfoudi en una proyección que comienza con la quema de fotografías de dictadores como Gadafi o Ben Ali y culmina con soldados de juguete o instantáneas primaverales siendo del mismo modo pasto de las llamas.

Por su parte, el libanés Ziad Antar reúne a varios pastores de su país simplemente para decir ante la cámara la palabra "Tokio", un reflejo del impacto de la globalización, que hace que cualquier persona conozca un lugar remoto que probablemente nunca pisará.

Justo a la entrada de la sala, se puede ver el trabajo del saudí Ahmed Mater, quien, a través de diferentes radiografías, reflexiona sobre la vida y la muerte y el cambio experimentado por su país gracias al petróleo. EFE

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