Astérix, un galo con valores universales

  • Es charlatán, peleador, comilón, pero también astuto, audaz y generoso. Astérix concentra todos los estereotipos atribuidos a los franceses, pero también valores universales que valen a este antihéroe un éxito planetario desde hace más de medio siglo.

"Astérix reúne los estereotipos que constituyen la base de la cultura francesa", explicó a la AFP el universitario Nicolas Rouvière, especialista del personaje creado por René Goscinny y Albert Uderzo en 1959 y cuyo 36º álbum "El papiro del César" salió a la venta este jueves en el mundo entero.

A los franceses "les gusta mirarse en este espejo que refleja de manera caricatural y complaciente sus cualidades y defectos", señala el experto, autor en 2014 de "El complejo de Obélix".

¿Cuál es la pócima que le garantiza el éxito? Una buena dosis de peleas e irreverencias, condimentadas con franca camaradería y buena comida, o valores positivos como resistencia y capacidad para cerrar filas ante la adversidad.

"Son los ingredientes del espíritu galo, una noción que apareció en la literatura francesa del siglo XIX, a la búsqueda de un patrimonio literario que confortase la idea de nación, como por ejemplo los placeres de la mesa en la obra de Rabelais", destaca Nicolas Rouvière.

Según el antropólogo Marc Augé, esta historia en 36 volúmenes contada en modo burlesco seduce a los franceses que ven en ella, a través de sus anacronismos, una metáfora de la vida política francesa.

"Los franceses adoran los cómics y los personajes de Astérix se prestan particularmente bien al juego que consiste en asociar a cada uno de ellos con una personalidad política", explica.

Según Augé, "también puede hallarse una dimensión política en la poción mágica, que es la solución milagrosa a todos los problemas como el hombre providencial, todos conceptos muy franco-franceses".

Sería sin embargo reductor limitar a una simple saga chauvinista las aventuras del astuto galo, que ya vendió en total 365 millones de ejemplares en todo el mundo.

Astérix --literalmente, la estrellita-- también es famoso en el extranjero, salvo en Asia, donde los mangas reinan por completo, y en Estados Unidos, donde jamás le hizo mella alguna a Superman, el Hombre Araña u otros superhéroes del imaginario colectivo norteamericano.

Tal no fue el destino de Astérix en Germania, donde el antihéroe galo tiene, desde su nacimiento, casi tanto éxito como en la propia Galia. Alemania sigue siendo el segundo país donde se vendió la mayor cantidad de álbumes.

"Era la guerra fría, el gran imperio de la época era la Unión Soviética, por lo tanto la idea de una pequeña aldea que sobrevive funcionó bien", explica Nicolas Rouvière.

"Además estábamos en un contexto de reconciliación franco-alemana, con una Europa naciente, la de De Gaulle y Adenauer, de la fraternidad entre los pueblos, lo cual también explica su éxito", agrega.

Según Bert Henning, de la librería berlinesa Grober Unfug especializada en cómics, los clichés sobre Francia "desempeñan un papel secundario" en el éxito de la serie en Alemania.

A sus ojos, la serie transmite "valores universales" como "la cohesión, la fraternidad y la lucha contra la injusticia" mezcladas a "valores humanos".

Un análisis que comparte Nicolas Rouvière, según el cual Goscinny y Uderzo, hijo de inmigrantes de Europa del Este el primero y de italianos el segundo, "quitaron toda seriedad a las representaciones nacionalistas o patrioteras".

En algún momento Astérix fue criticado por xenófobo, pero en realidad los autores "se burlan precisamente de la tendencia de cada pueblo a privilegiar sus propios valores y formas culturales", precisa el universitario.

Con el famoso "están locos esos romanos" que Obélix aplica a todos --suizos, ingleses o egipcios--, el dúo demuestra al pasar que el etnocentrismo está en todas partes.

Detrás de las ediciones en lengua inglesa que tuvieron éxito en la India, viene en cuarto lugar en el ranking de ventas la española, principalmente en España, donde ya se vendieron unos 25 millones de ejemplares.

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