Cantabria acoge el carnaval de La Vijanera, el más madrugador de Europa

  • El carnaval de La Vijanera que se celebra en la localidad cántabra de Silió (Molledo), se ha convertido un año más, y ya van más de treinta, en el más madrugador de Europa, con el tradicional desfile hoy por las calles del pueblo de sus personajes ancestrales, los zarramacos.

Santander, 8 ene.- El carnaval de La Vijanera que se celebra en la localidad cántabra de Silió (Molledo), se ha convertido un año más, y ya van más de treinta, en el más madrugador de Europa, con el tradicional desfile hoy por las calles del pueblo de sus personajes ancestrales, los zarramacos.

El buen tiempo en la región ha facilitado que una gran cantidad de gente haya acudido hasta Silió para asistir a un carnaval que, por segundo año consecutivo, está incluido entre las fiestas de Interés Nacional.

Sus orígenes podrían entroncar con ritos celtas de la Cantabria prerromana para celebrar el solsticio de invierno, que fueron adoptados por los invasores.

Con ese motivo se recuperó hace tres décadas el carnaval de La Vijanera, que se celebra cada año en Silió el primer domingo de enero.

Este año se ha retrasado al segundo domingo de enero, al coincidir el primero con la festividad de Año Nuevo.

En el carnaval danzan durante todo el día por las calles del pueblo los zarramacos, como eran conocidas las cuadrillas de jóvenes guerreros de las tribus cántabras.

Para emularlos, los participantes llevan en la cabeza un cucurucho forrado de tela negra, adornado con lazos y rosetones y coronado con crines de caballo. A modo de sujeción llevan un pañuelo blanco atado en su base.

Con la cara tiznada de negro, se cubren el cuerpo con pieles de oveja y se amarran con sogas de cuero mojadas cuatro cencerros por delante y cuatro por detrás, cuyo peso puede alcanzar en torno a los 40 kilogramos.

Visten pantalones azules de trabajo, cubiertos con polainas de piel de oveja o cueros, y zapatillas blancas de esparto o bien botas de lona.

En la mano portan un porro labrado generalmente de acebo, con tachuelas rematando las púas de corteza.

A los zarramacos se unen otros personajes como el oso, completamente cubierto por pieles de oveja, la gorilona y el húngaro, los danzarines blancos y negros, o la Pepa, que encarna un joven con boina y máscara que porta un muñeco que simula a una anciana.

También destacan por su espectacularidad los traperos o trapajeros, ataviados con un traje hecho de tiras de ropas viejas de todos los colores, y los trapajones, que se cubren con elementos naturales como paja, musgo o helechos, entre otros.

Con el desfile de todos estos personajes, Silió ha vuelto a celebrar hoy un rito ancestral, que ha comenzado al alba y que finaliza con la caída del sol y la muerte del oso, representación del Mal.

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