Caroline Link vuelve a África para narrar un conflicto paternofilial

  • La directora alemana Caroline Link, ganadora en 2002 del Óscar a la Mejor película de habla no inglesa por "En un lugar de África", sitúa en Marrakech, "fuera de su zona de confort", su nuevo filme, "Destino Marrakech", un conflicto entre padre e hijo, alemanes, que se estrena en España el 5 de septiembre.

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Barcelona, 26 ago.- La directora alemana Caroline Link, ganadora en 2002 del Óscar a la Mejor película de habla no inglesa por "En un lugar de África", sitúa en Marrakech, "fuera de su zona de confort", su nuevo filme, "Destino Marrakech", un conflicto entre padre e hijo, alemanes, que se estrena en España el 5 de septiembre.

La cineasta alemana ha destacado hoy, en una entrevista con Efe, que quería "explicar ese conflicto entre padre e hijo sobre un telón distinto", y ha asegurado que "esa historia no hubiera funcionado en Alemania". "Tenían que salir ambos de su zona de confort y redescubrise el uno al otro", ha añadido.

El filme es una fábula cinematográfica sobre un conflicto paterno-filial, que fotografía de forma espléndida la ciudad marroquí.

Tras su Óscar por la adaptación de la novela de Stefanie Zweig, la cineasta alemana vuelve a África con su nueva película y continúa con su declaración de amor hacia el mundo árabe al situar en la ciudad marroquí esta historia de iniciación.

El filme propone un viaje hacia la dignidad y la convivencia mientras recrea un conflicto familiar entre Ben (Samuel Schneider), un joven alemán de 17 años, diabético, aventurero y sensible, y su negligente progenitor (Ulrich Tukur), un director de escena teatral que ha estado ausente durante la evolución de su hijo hacia la edad adulta.

La frase que pronuncia el director de la escuela del chico, casi al principio del filme, una cita de León Tolstoi que dice que "todas las familias felices se parecen entre sí; las infelices son desgraciadas en su propia manera", da paso al "viaje y al coraje que le desea a Ben para enfrentarse a su padre", que se halla en Marrakesh en un festival de teatro presentando su obra.

"No es un conflicto raro, es habitual -ha destacado Link-, pero es nuevo para ellos".

Ben viaja solo y llega solo a bordo de un coche con chófer que le ha enviado el padre a un hotel de lujo, en donde se le ha reservado una habitación, aunque se escapa una y otra vez del confort que se le ofrece para vivir la ciudad y el día a día de sus habitantes.

En el filme, la cineasta critica a los europeos "que consumen la cultura marroquí como diversión" y que "quieren comprar el país; de hecho -ha asegurado-, hay calles enteras que pertenecen a franceses e italianos", aunque admite que "si no las compraran los europeos estarían en ruinas".

Que todo eso "pertenezca a los occidentales no puede ser, y creo que los marroquíes están tomando conciencia y es muy difícil encontrar ese equilibrio para que no se convierta en hostilidad", ha señalado.

No sabe "aún al 100 %" la cineasta si su próximo proyecto se hará a partir de una obra literaria. "Siempre está bien tener una buena base literaria, pero 'En algún lugar de África' simplemente es una buena historia".

En opinión de Link, "a veces una gran obra literaria tiene una adaptación difícil, y no necesariamente un buen libro se convierte en una gran película".

Link ha hecho estas declaraciones en el Café vienés, situado en el vestíbulo del Hotel Casa Fuster, joya del arquitecto catalán Lluís Domènech i Montaner, símbolo del espíritu del modernismo barcelonés en donde ha venido a tocar el clarinete en varias ocasiones el cineasta Woody Allen, cosa que "todo el mundo me recuerda", ha explicado.

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