Carrillo: "El terrorismo vasco no puede desaparecer simplemente aplastándolo"

Madrid.- El ex secretario general del PCE Santiago Carrillo ha opinado hoy que "el terrorismo vasco no puede desaparecer simplemente aplastándolo" porque "llevamos cuarenta o cincuenta años haciendo eso y todavía no lo hemos conseguido".

Así lo ha expresado en la presentación del libro del periodista Koldo Ordozgoiti "El futuro nos pertenece. Memorias políticas del lehendakari Ibarretxe", editado por Alberdania.

"Estamos en un momento en que parece próximo el fin de ETA", ha dicho Carrillo, quien ha estimado que no es justo, ni útil, ni razonable ver el fin de ETA como lo hace "la derecha española" y que no se trata tanto de aplastar a ETA como de convencer a gentes que no acaban de entenderlo de que la libertad en Euskadi se puede conseguir más fácilmente con la lucha política que con las armas y que "con las armas será imposible conseguir nada".

En su intervención, el ex secretario general del PCE ha explicado que, como Ibarretxe, piensa que "el problema vasco no es ETA" y que "ETA es un problema colateral", pero que si como cabe esperar, ETA desaparece en algún tiempo, seguirá planteado el problema político del reconocimiento del País Vasco como una nación.

A su juicio, es un problema de plurinacionalidad del Estado español, que todavía no está definitivamente resuelto y que tendrá que seguir avanzando hacia su solución cuanto antes mejor.

Carrillo ha apuntado que otra de las coincidencias que tiene con Ibarretxe es que le parece que fue "un error" que las Cortes Generales no tomaran en consideración el proyecto de Estatuto vasco y no lo discutieran igual que debatieron el Estatuto catalán.

"Aquello políticamente no fue lo más inteligente", según el ex dirigente del PCE, quien ha expresado su convicción de que el lehendakari Ibarretxe no pretendió en ningún momento romper la unidad del Estado español, sino abrir una negociación sobre una cuestión importante.

Ha detallado que otra coincidencia con el libro es que la Ley de Partidos Políticos "tampoco fue un acierto" y ha añadido que hubiera preferido que se aprendiera del ejemplo irlandés, donde el Sinn Fein, el brazo político del IRA, "nunca fue ilegalizado" y fue su trabajo político el que posibilitó la desaparición del IRA como organización militar.

En España, ha señalado que habría que promover una política "más sutil y más fina", ayudando a los que ya hoy claramente están diciendo desde la izquierda abertzale que quieren dejar el terrorismo a realizar una política democrática.

La ilegalización, en un sistema democrático, "no es nunca la mejor medida", porque "la democracia no es un sistema tan cerrado que no permita encontrar caminos, salidas y vueltas por donde aparecer en la política", ha resaltado.

"Vale más que las fuerzas reales estén en el Parlamento vasco o en el del Estado a que estén fuera, sumergidas, desarrollando una actividad que va a perjudicar al sistema democrático", ha afirmado.

Carrillo ha aseverado que "España es un Estado plurinacional" y añade que "en la Europa de hoy no se puede mantener por la fuerza a un pueblo sometido al poder de un Estado".

En España, "los que nos consideramos españoles, debemos ser conscientes de que es necesario pactar con Euskadi, con Cataluña y con Galicia, tres naciones claramente definidas que viven en nuestro suelo, y que es necesario orientarse hacia un tipo de Estado federal y asimétrico porque no puede encajarse igual en un Estado a las que son naciones que a las que son simplemente regiones".

Ha advertido de que si España no es capaz de llegar a un acuerdo con esos pueblos para seguir formando parte del Estado comprendiendo todas las reivindicaciones nacionalistas, "en un momento o en otro España se verá privada de la presencia de pueblos avanzados y cultos que son una parte importantísima del actual Estado".

Carrillo ha justificado su participación en la presentación de este libro en su amistad con Ibarretxe y en la coincidencia en la idea de que hace falta extirpar el terrorismo de la vida española.

El ex dirigente del PCE, de 96 años, ha abandonado el acto tras su intervención, en la que ha pedido perdón porque no se sentía muy bien, "soy muy viejo" y "debo pensar en meterme en casa y en esperar lo que venga después".