Diez años después, los bonistas siguen sin cobrar

  • Los mercados también pierden. Ahora que todas las críticas se dirigen contra los grandes inversores, Argentina nos recuerda que éstos también tienen capítulos oscuros, como los tenedores de 102.000 millones de dólares en bonos del país que, de la noche a la mañana, vieron esfumarse todo su dinero. Más del 90% pasó capítulo tras aceptar una pérdida del 65% de su inversión. El resto, en su mayoría fondos estadounidenses, sigue litigando con el Gobierno de Kirchner para recuperar su dinero.
Argentina tiene cerrados los mercados internacionales por sus impagos de 2001
Argentina tiene cerrados los mercados internacionales por sus impagos de 2001
Ruth Ugalde

Hace apenas un mes, en la cumbre del G20 celebrada en Cannes (Francia), el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, se acercó a su homóloga argentina, Cristina Fernández de Kirchner, con la mejor de sus sonrisas y el firme propósito de mejorar las relaciones entre los dos países. Un reto nada fácil y que se remonta diez años.

Cuando el 1 de diciembre de 2001 la economía argentina colapsó, también se llevó por delante los 102.000 millones de dólares que inversores de todo el mundo tenían invertidos en deuda del país. Diez años después, muchos de ellos todavía no han recuperado ni un dólar.

Fue el difunto esposo de la actual presidenta, Néstor Kirchner, quien, en diciembre de 2003, rompió las reglas de juego y, lejos de someterse al dictamen del Club de París, donde suelen resolverse este tipo de conflictos, decidió, de manera unilateral, ofrecer a los acreedores reestructurar su deuda, sin reconocer intereses y con una quita del 75%.

Los grandes inversores también habían quedado atrapados en su particular corralito.

Los mercados también pierden

Los mercados también pierden y Argentina lo demuestra. Ahora que la agónica situación de las economías europeas ha colocado a los grandes inversores en el epicentro de todas las críticas, el aniversario del corralito recuerda que, en el pasado, éstos han perdido mucho dinero.

Aunque la primera propuesta de Kirchner fue inaceptable, la férrea negativa del presidente a hacerse cargo de unas deudas que, en su opinión, eran responsabilidad del anterior mandatario, terminó por doblegar a la inmensa mayoría de los bonistas.

Fue en dos rondas distintas, y a lo largo de siete años, pero al final, el 92,4% de los tenedores terminó aceptando las condiciones del Ejecutivo argentino. La primera se remonta a 2005, cuando se reestructuraron 81.800 millones a cambio de que los inversores aceptaran una quita del 65,4%. La segunda fue en 2010, con similares y leoninas condiciones.

Sin embargo, todavía quedan cerca de 8.000 millones de dólares pendientes de cobro, propiedad, en su mayoría, de inversores estadounidenses, que organizados a través de la organización American Task Force Argentina (ATFA), siguen haciendo lobby para intentar recuperar su dinero y para conseguir que la viuda de Néstor, Cristina Fernández de Kirchner, se someta a las reglas del Club de París.

Para conseguirlo, cuentan con el apoyo de la Administración Obama, que no ha dudado en oponerse a la concesión de varios préstamos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y del Banco Mundial (BM) a Argentina.

Por el momento, el país suramericano ha conseguido la financiación gracias al respaldo de otros Estados. Sin embargo, puede tener más difícil volver a salirse con la suya si la crisis internacional se agrava y necesita acudir al mercado a financiarse... con deuda pública.

Entonces, puede encontrarse con todas las puertas cerradas. Al menos, mientras no llegue a un acuerdo con ese 7,6% de inversores que, diez años después, siguen esperando recuperar el dinero que perdieron en su particular corralito.

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