"Me prometieron que podría volver, lo que para mi es muy importante", dijo Ai Weiwei en su primera entrevista desde que llegó a Alemania. "Me dijeron 'es una persona libre'", recordó el artista.
Ai Weiwei llegó el jueves pasado a Múnich, donde vive su hijo al que no veía desde hacía años. El artista de 57 años viajará luego a Berlín, donde ya expuso en varias ocasiones y donde le han ofrecido una cátedra en la Universidad de Bellas Artes.
"Vigilan exactamente lo que digo y lo que hago, pero es muy diferente de antes, ahora se puede hablar un poco más abiertamente con la gente", dijo Ai Weiwei, que se sometió a un examen médico a su llegada a Múnich.
"El médico no encontró nada sospechoso", dijo el artista chino, que explicó que había recibido su pasaporte casi sin condiciones después de cuatro años sin tenerlo.
"Hay una nueva base de confianza", confirmó Ai Weiwei que había sido acusado de fraude fiscal y estuvo detenido entre abril y junio del 2011, provocando una ola internacional de protestas.
El artista no se refirió a sus planes de viajar a Gran Bretaña, cuyo gobierno le negó un visado de seis meses para impedir, al parecer, que coincidiera en Londres con el presidente chino Xi Jinping, que hará una visita de Estado en octubre.
Pero el viernes pasado el gobierno británico cambió de posición tras las críticas.
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