"El cura y los mandarines", el "niño" de Gregorio Morán, ve la luz

  • El escritor y periodista Gregorio Morán no puede ocultar su satisfacción al contemplar el libro "El cura y los mandarines", una obra en la que ha trabajado diez años y cuya publicación ha estado rodeada de polémica.

Madrid, 2 dic.- El escritor y periodista Gregorio Morán no puede ocultar su satisfacción al contemplar el libro "El cura y los mandarines", una obra en la que ha trabajado diez años y cuya publicación ha estado rodeada de polémica.

El "niño", como llama el autor a su obra, fue rechazado justo antes de su publicación por la editorial Crítica, de Planeta, y ha sido publicado por Akal. Planeta, según recordó el autor durante una entrevista con Efe, le pidió que eliminara once páginas del libro, a lo que él se negó.

"El cura y los mandarines" analiza los vínculos entre la cultura y la política entre 1962 y 1996 y su autor nunca pensó que iba a suscitar tanta polémica.

"Después de toda la bronca he escrito una especie de preprólogo en el que cuento que jamás en mi vida se me ocurrió que el libro iba a tener esas consecuencias", asegura.

Fruto de diez años de trabajo, Morán (Oviedo, 1047) reconoce que "la cosa estuvo en un brete de salir mal", ya que la situación se pone difícil "cuando un poderoso grupo editorial veta un libro".

Consciente de que podría tener problemas con algunos temas "nunca se me ocurrió pensar que la parte más inocente, que es la dedicada a la Real Academia, iba a ser un motivo. Es un texto muy breve, brillante, divertido, hecho con humor".

Para Gregorio Morán "fue una sorpresa absoluta" que le pidieran que retirara once páginas debido a que sacaban el diccionario de la RAE, con un mínimo de 400.000 ejemplares, en Espasa Calpe, otra empresa del Grupo Planeta.

El autor lamentó que actualmente la censura se rige en que algo sea rentable o no."No hay nada personal, es un problema de negocio. Hay otra censura además de la del poder político, que es tan brutal o más porque es más difícil reaccionar frente a ella, que es la censura de tipo económico; es la que vamos a sufrir y tiene consecuencias tan duras y brutales como la otra".

En "El cura y los mandarines", el hilo conductor del relato del devenir de los intelectuales que conformaron la cultura institucional española de la segunda mitad del siglo XX es la figura de Jesús Aguirre.

"Es un personaje que ha estado en todo, como el pequeño Nicolás, pero de verdad. No hay acontecimiento en el que este importante personaje, que era un cura no jesuita, no estuviera presente desde el año mágico y trágico de 1962", recordó.

Ya en las huelgas de Asturias "está presente al asumir la solidaridad con los mineros asturianos, y cuando el franquismo mata a Julián Grimau, el único que le hace una misa es Jesús Aguirre. Ninguno de nosotros se había fijado en aquella sombra que aparecía por ahí y que estaba conspirando".

Aguirre, con una cultura excepcional, se presenta "como un espejo perfecto" de aquellos años 60 "llenos de esperanza para la oposición a la dictadura"; de los 70 "en que empieza una etapa de moderación considerable"; de los 80 "que son años conservadores. El PSOE es un partido de aspirantes a ilustrados" y de los 90 "en que aquellos progres de los 60 son auténticos reaccionarios".

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