El edificio más sexy del mundo gracias a las curvas de Marilyn Monroe

  • Un original rascacielos de un suburbio de Toronto se convierte en reclamo internacional gracias a una silueta en curva que ha hecho que se le conozca con el nombre de la popular actriz. Los candienses confían en que el edificio se convierta en un reclamo para la ciudad similar al del Museo Guggenheimen Bilbao.
Imagen de las Absolute Towers, en Toronto (Fuente: Wikipedia)
Imagen de las Absolute Towers, en Toronto (Fuente: Wikipedia)
John Ferri, Toronto (Canadá) / Global Post

¿Puede ser un edificio sexy? Sí, si se parece a Marilyn Monroe, que es el apodo que le han dado los habitantes de Toronto a un espectacular rascacielos a punto de estrenarse en el suburbio de Mississauga.

El proyecto ha llamado la atención internacional y recibido elogios, algo poco común en un lugar como Mississauga, una enorme ciudad dormitorio que en Canadá es sinónimo de enormes extensiones de viviendas, calles con centros comerciales y un estilo de vida que gira en torno a los automóviles.

Los motivos de la adulación se pueden ver a leguas. El original edificio es deslumbrante y su silueta curva (que con 56 pisos de altura se ve a kilómetros de distancia) se ha convertido rápidamente en el símbolo de la ciudad. Bautizado oficialmente como Absolute Towers, el Marilyn y su gemelo más pequeño y menos curvo (se proyectó una segunda torre tras el éxito de ventas de la primera) son fruto de un concurso de diseño internacional celebrado en 2005 que ganó el estudio de arquitectura MAD de Pekín.

El estudio chino, que se impuso a otros 92 participantes, reconoce que este proyecto les aportará tanto a ellos como a la ciudad de Mississauga una dimensión internacional.

Lo mismo opina Hazel McCallion, la veterana y octogenaria alcaldesa de la ciudad, quien asegura que las torres representan la conversión de Mississauga en "una ciudad global". "Este no es el final, sino sólo el principio", ha declarado.

¿Está en lo cierto? ¿Puede un sólo edificio redefinir toda una ciudad? Sí, pero sólo si se dan otras condiciones, afirma Richard Sommer, decano de la facultad de Arquitectura de la Universidad de Toronto.

El precedente del Guggenheim en Bilbao

Sommer cita como ejemplo el "efecto Bilbao", acuñado así por el papel catalizador que ha tenido el Museo Guggenheim diseñado por Frank Gehry sobre la ciudad española. El impactante diseño irregular del museo, que abrió en 1997, recibió elogios instantáneos de todo el mundo y, según Sommer, puso claramente a Bilbao "en el mapa".

Los resultados han sido rotundos: el turismo se ha multiplicado y el Guggenheim se ha convertido en el poderoso símbolo de la transición de Bilbao de su base industrial tradicional a la de ciudad de servicios.

Pero además de un diseño atractivo, el factor crucial en el éxito de Bilbao ha sido la integración del museo en el desarrollo urbanístico de la ciudad, afirma Sommer.

El proyecto fue respaldado con grandes inversiones en infraestructura pública, a lo largo de la céntrica zona al borde de la ría en donde se encuentra el museo y también en medios de transporte, incluyendo un nuevo metro, líneas ferroviarias y una nueva terminal en el aeropuerto.

Frente a este ejemplo de Bilbao, el desarrollo urbanístico de los suburbios de Toronto, con Mississauga al frente, tan sólo se puede describir hasta ahora como un "laissez-faire", el resultado de un proceso de décadas producto de los intereses de los poderosos promotores urbanísticos.

Sin apenas servicios a su alrededor

Los proyectos inmobiliarios se han diseñado hasta ahora de manera aislada, y las infraestructuras como el transporte público se han planeado con suerte al final. El Marilyn Monroe es un ejemplo típico. Es una magnifica aportación al skyline de Mississauga, pero, a nivel de calle sus vecinos son un aparcamiento y una gasolinera. El edificio es precioso, dice Sommer, pero destaca que "su perfil más sexy tiene enfrente una carretera de seis carriles".

Nada de eso ha dejado de atraer a compradores nacionales e internacionales. Se han marcado récords de ventas. Según sus promotores, la primara torre se vendió en 24 horas y la segunda a las pocas semanas de que se anunciase su construcción.

Sin duda el Marilyn Monroe le ha arrebatado el protagonismo a la hermana mayor y más vieja de Mississauga, Toronto, que también está inmersa en una fiebre constructora de torres. En los últimos 15 años se han levantado cientos de rascacielos, que han contribuido a redefinir la línea del horizonte de la ciudad. Ninguno de ellos, sin embargo, ha recibido el apodo de todo un sex symbol.

 

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