El exterminio de los gitanos en los campos nazis lleva a Galván a "Lo Real"

  • El exterminio de los gitanos en los campos nazis es lo que ha llevado al bailaor y coreógrafo Israel Galván a "Lo Real-Le Réel-The Real", un camino al horror, una coreografía de lo imposible que es representar con tacones y alabeos de manos un genocidio y que estrenará mundialmente el teatro madrileño del mismo nombre el 12 de diciembre.

Madrid, 13 nov.- El exterminio de los gitanos en los campos nazis es lo que ha llevado al bailaor y coreógrafo Israel Galván a "Lo Real-Le Réel-The Real", un camino al horror, una coreografía de lo imposible que es representar con tacones y alabeos de manos un genocidio y que estrenará mundialmente el teatro madrileño del mismo nombre el 12 de diciembre.

Galván ha presentado hoy en el Real acompañado por el intendente del coliseo, Gerard Mortier, y del codirector del espectáculo, Pedro G.Romero, la producción, un encargo del teatro madrileño para el que el artista, ha asegurado, ha disfrutado "de toda la libertad creativa".

Aún así, Mortier ha precisado que cuando vio a Galván bailar en "La edad de oro" en Madrid y le propuso que hiciera "algo" para el Real, al bailaor ya le rondaba en la cabeza la idea de montar una coreografía sobre el genocidio gitano y, "además, se juntó lo que pasaba entonces en Francia con los gitanos".

"Me pareció todo muy apropiado. En la vida, al final, lo importante es el encuentro con el artista", ha apostillado.

El espectáculo se llama como se llama, ha explicado a Efe Romero, porque "es un acercamiento simbólico a la realidad que nunca se alcanza"; a que trabajan "mucho más" en Francia que en España y "Lo Real" en el país galo sonaba a "L'Oreal", de ahí la traducción al francés y el guiño al inglés, y por deferencia al teatro que lo ha encargado.

El espectáculo no tiene "un guion documental", "para eso están las imágenes que se proyectarán y las que el público tiene en la cabeza de lo que ocurrió, y se trata "no solo de enseñar la muerte sino de superarla".

En la primera parte de "Lo Real", Galván baila "el silencio y la violencia", como si cortara el aire; en la segunda contrasta la monotonía de la vida de los reclusos en los campos nazis a la vez que la velocidad del exterminio; en la tercera, la clasificación "de géneros y cuerpos"; en la cuarta la propaganda, "quizá la parte más bella, a pesar de que es en la que están tocando las palmas para meterlos acto seguido en las cámaras" y la quinta es la "desaceleración" que es el descenso al infierno.

El guion, precisa, es muy visual, construido únicamente con lo físico y con la música, "viendo en el mismo cuerpo tanto a la víctima como a Hitler al mismo ritmo del flamenco: la quietud, la monotonía, y el 'vete, que te vayas'".

"No es un baile para bailar bien. No lo necesito. Lo que queda es la sensación de sobrevivir bailando", ha precisado el artista (Sevilla, 1973).

Galván venía pensando desde sus espectáculos dedicados al Apocalipsis en "el miedo a lo religioso", a la trascendencia de la muerte, y ya tenía "la fascinación horrorosa por lo que un ser humano es capaz de hacer a otro".

"Es bailar lo imposible. Llevar la responsabilidad de los muertos encima mía, enfrentarme a todo lo que no se puede bailar. Cuando me meto en algo no me meto en cosas aburridas. No es que esto sea divertido sino que me hace otra persona y me ha llevado incluso a bailar con alegría, porque esa es la única forma de sobrevivir a este gran peso. Este paseo por la muerte me ha llevado a tener más ganas de bailar y de compartir", resume.

Galván disfruta de "muchísimas más oportunidades" de enseñar sus propuestas fuera de España que en su país, especialmente en Francia.

"Me conozco mejor Francia que España. En España siempre bailo en las capitales, pero en Francia actúo mucho en localidades más pequeñas. No creo que sea una cuestión mía, sino que en general se apoya menos el baile. Me siento fortalecido con esta 'palmadita' que supone el encargo del Real", ha bromeado.

El bailaor estará acompañado, por primera vez, en el escenario por otros artistas, en este caso las bailaoras Belén Maya e Isabel Bayón, además del guitarrista Chicuelo, los cantaores Tomás de Perrate y David Lagos y la percusión de Emilio Caracafé, el Bobote y la Uchi.

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