El Greco fue más libre porque no tuvo un solo patrón

  • Lidia Yanel.

Lidia Yanel.

Toledo, 24 ago.- Que la Corte de Felipe II no aceptara al cretense Dómenicos Theotocópuli el Greco fue una suerte para el arte, porque su obra habría sido "más formal y academicista" y no tan "libre" como muestra la gran exposición que se abrirá en septiembre en Toledo.

La comisaria de la que será la tercera gran exposición del Greco en este año del cuarto centenario de su muerte, Leticia Ruiz, considera en una entrevista con Efe que el pintor "fue más libre porque no tuvo un solo patrón".

Ruiz, jefa del Departamento de Pintura Española anterior a 1700 del Museo del Prado y gran experta en la obra del cretense, desvela las claves de la exposición durante un receso del montaje en el claustro del Museo de Santa Cruz, donde se inaugurará el próximo 9 de septiembre la muestra "El Greco: arte y oficio".

Será una de las tres grandes patas en que se ha estructurado este Año Greco, junto a "El griego de Toledo" que se vio en la capital toledana, y "El Greco y la Pintura Moderna", que el Museo del Prado acoge hasta el 5 de octubre.

Ahora se verá al cretense "desplegando toda su condición de pintor y de maestro"; es decir, se podrá disfrutar de "toda la fuerza expresiva de un Greco totalmente autógrafo" junto al "universo grequiano", que es su taller.

Resalta la comisaria, hablando del trabajo del taller del Greco, que una de las obras maestras expuestas ahora en El Prado, "La visión de San Juan", solo estaba iniciada cuando el pintor murió, y fue finalizada por su taller. "Y es una obra que todos admiramos como fundamental", precisa.

En la exposición también se verá cómo el Greco fue dando "distintas respuestas" conforme a las economías de quienes querían comprar sus obras.

Ruiz subraya que la "gran diferencia" entre el griego y otros pintores del momento fue, precisamente, que tuvo que vivir alejado de la Corte de Felipe II y que no siempre pudo estar ligado a la Catedral de Toledo, aunque recibiera encargos suyos.

"Sin duda, si el Greco hubiera sido aceptado por Felipe II conoceríamos a otro Greco, más formal, más atado al academicismo del momento. Es decir, el Greco fue más libre por que no tuvo un sólo patrón: hacía sus obras, se vendían, se repetían y eso fue lo que le liberó para ser más autónomo", explica.

A su juicio, esto fue una "desgracia" para el pintor, pero para el arte ha sido "una gran fortuna".

Este jueves comenzaron a llegar al Museo de Santa Cruz los cuadros de "El Greco: arte y oficio", que reunirá 92 obras, entre ellas los cuatro únicos dibujos que se conservan del pintor y que por primera vez estarán en España.

Los dibujos llegan a Toledo desde Munich, la Biblioteca Nacional de España y una colección privada suiza, y "son espléndidos", subraya la comisaria de la exposición.

Con motivo de esta muestra, Toledo reunirá, también por vez primera, los cuatro apostolados más completos que se conservan del pintor ya que a los del Museo del Greco y la Catedral Primada se unen el del Museo de Bellas Artes de Oviedo y el conocido como Apostolado de Almadrones.

El de Almadrones se dispersó en 1942, cuando el Obispado de Guadalajara tuvo que venderlo tras la Guerra Civil. Cuatro fueron adquiridos por el Estado para el Museo del Prado y cinco viajaron a Estados Unidos y ahora retornan a Toledo.

La comisaria opina que ha sido "un gran acierto" de la Fundación El Greco 2014 y del Museo del Prado, que ha colaborado activamente con la entidad que preside Gregorio Marañón, diseñar tres grandes exposiciones para conseguir que este Año Greco sea "redondo".

"El que ha visto solo una, ha visto obras muy buenas, cosas interesantísimas. Pero para completar esta visión actual que en 2014 tenemos del Greco yo creo que hay que ver las tres", afirma.

La última gran exposición del Año Greco incluirá un audiovisual, que ultiman Magoga Piñas y el estudio Sopa de Sobre, y un "retablo de retablos" del catedrático de Historia del Arte Joaquín Berchez.

Desde que cerró sus puertas "El griego de Toledo", el 14 de junio, la actividad no ha cesado en el Museo de Santa Cruz; las primeras semanas, para desmontar la exposición y durante agosto para la nueva exposición, que no recordará en nada a la anterior y que sustituirá el intenso color dorado de las paredes por un enérgico negro.

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