"El Juli", Castella y Manzanares abren la Puerta Grande de la Monumental

  • Los matadores de toros Julián López "El Juli", Sebastián Castella y José María Manzanares abrieron hoy la Puerta Grande de la Monumental de Barcelona al repartirse nueve orejas.

Barcelona, 10 jul.- Los matadores de toros Julián López "El Juli", Sebastián Castella y José María Manzanares abrieron hoy la Puerta Grande de la Monumental de Barcelona al repartirse nueve orejas.

Se lidiaron cuatro toros de Garcigrande y dos, primero y sexto (este último como sobrero), de Domingo Hernández, bien presentados y de juego variado. Los mejores, el primero, premiado con la vuelta al ruedo, y el segundo, ovacionado.

Julián López "El Juli": estocada (dos orejas tras aviso); y estocada (oreja).

Sebastián Castella: estocada (dos orejas); y estocada (dos orejas).

José María Manzanares: tres pinchazos y estocada (ovación tras aviso); y estocada (dos orejas).

En cuadrillas, saludaron Juan José Trujillo en el tercero, Javier Ambel en el quinto y Curro Javier en el sexto.

La plaza tuvo algo más de media entrada en tarde agradable.

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BARCELONA RESPIRÓ TOREO DEL BUENO

"El Juli" dictó una lección de tauromaquia en el que abrió plaza, un toro extraordinario de Domingo Hernández que no cesó de embestir en ningún momento y al que el madrileño toreó extraordinariamente bien con las dos manos.

Temple, hondura y mano baja fueron las claves del trasteo. Cortó dos orejas, y el toro, al que se le llegó a pedir el indulto, fue premiado con la vuelta al ruedo.

Más complicado fue el cuarto, sin embargo, "El Juli" tiró de recursos y oficio para diseñar una labor poderosa y de mucha cabeza que le valió un apéndice.

Castella rayó a gran nivel toda la tarde. Con sus dos toros se lució de capote y llevó a cabo sendas labores de muleta rotundas de principio a fin, desde el toreo largo y ajustado del inicio hasta los parones y circulares del final. Además anduvo muy bien con los aceros. Cortó dos orejas de cada toro.

Manzanares, que apechó con el peor lote en conjunto, hizo lo mejor de su actuación en el toro que cerró plaza, al que cortó dos orejas por una faena de raza y elegante formas. En el tercero pudo haber paseado un apéndice también de haber acertado a la primera con la espada.

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