El letrista y compositor Joan Miquel Oliver también toca el teatro con música

  • Letrista y compositor de las canciones del grupo mallorquín Antònia Font, Joan Miquel Oliver arranca ahora su carrera como autor teatral con la obra "Un quilo d'invisible", una irreverente comedia con música y mucha pintura, que ni se ve ni se huele.

Irene Dalmases

Barcelona, 16 mar.- Letrista y compositor de las canciones del grupo mallorquín Antònia Font, Joan Miquel Oliver arranca ahora su carrera como autor teatral con la obra "Un quilo d'invisible", una irreverente comedia con música y mucha pintura, que ni se ve ni se huele.

En una entrevista con Efe, este hombre inquieto que siempre tiene ideas por plasmar explica que quería tratar sobre la invisibilidad y consideró que una obra de teatro, con aire de comedia, podía ahondar en esta cuestión, que da pie a hilarantes situaciones, pero también a engaños e, incluso, a robos.

Aunque había prometido que se retiraría en la primavera de 2013, Oliver, licenciado en filosofía y que también debutó como novelista hace cinco años, en esta ocasión presenta un texto en el que cinco personajes y un perro se cruzarán en una casa de dos estancias a lo largo de un día, que acabará con varias sorpresas.

El guitarrista no esconde que la idea de la obra surgió de una conversación con Mané Capilla, un pintor y músico con el que ha compartido escenarios y jornadas domésticas en el estudio de grabación.

De Mané -así se llama también uno de los personajes de la obra- surgió la idea de la pintura invisible, igual que algunas de las situaciones que se crean entre clientes y pintores a la hora de dejar niqueladas las paredes de una casa.

Por otra parte, remarca que su intención era ahondar en lo que provoca la invisibilidad de las personas, pero también de los objetos.

En el caso de esta pieza teatral, tiene una gran importancia una columna en medio de una sala, de unos cincuenta centímetros de diámetro y unos dos metros de alto.

"Es fascinante -prosigue- pensar en lo que haríamos si fuéramos invisibles, lo que, en cierta manera, ya ocurre en internet, donde la gente llega a límites increíbles por el hecho de que no se la ve".

Respecto a la creación de los cinco personajes de la obra (el pintor Mané, la decoradora Vinyet, la señora Esclaramunda y una pareja formada por dos jóvenes que se denominan él y ella), además del pequeño perro Xiste, Oliver señala que los ha querido extremos.

En el caso de la señora Esclaramunda ha pensado, igualmente, que el público no sepa hasta el final si es buena o mala, mientras que la mujer de la joven pareja es "una rubia tonta y explosiva, que se atreve con todo, mientras que su novio es un hombre influenciable, sumiso y siempre con miedos".

En cambio, el pintor Mané es un hombre tranquilo, del que nadie desconfía, y la decoradora Vinyet es "maquiavélica, antagonista de la chica joven".

Preguntado sobre por qué esta mujer va vestida de exploradora con salacot incluido, Joan Miquel Oliver admite que se basa en una anécdota que le contaron de una diseñadora que iba con esa guisa a hacer su trabajo.

En la obra hay un par de momentos musicales, con ballet incluido, que el escritor quiere que sean "como un contrapunto de los colores de la obra de teatro". Cree, asimismo, que la música actúa como cómplice entre los actores y el público.

Respecto a si tiene alguna predilección sobre quién podría dirigir esta pieza y quiénes podrían ser los actores, Oliver dice que no ha pensado en nadie, aunque sí tiene muy claro cómo tiene que ser la escenografía, que aparece, dibujada por Roger Padilla, tras la cubierta del libro, que publica Empúries.

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