El Prado desempolva a Rubens

Pedro Pablo Rubens (1577-1640) será el encargado de cerrar el año museístico en El Prado. Lo hará con una exposición especial en la que se mostrarán alrededor 100 obras suyas y de su taller. Se trata de la mayor colección de obras del autor en una misma institución. Aprovechando el Plan de reordenación de colecciones que se está llevando a cabo, las obras de Rubens cambiarán de ubicación y se expondrán al público en todo su esplendor. A partir del 5 de noviembre, este pintor flamenco asomará la cabeza en El Prado.

'Lucha de san Jorge y el dragón', 'Las tres Gracias' y 'Saturno devorando a su hijo' son algunas de las grandes obras del pintor flamenco que podrán contemplarse. Alrededor de 95 trabajos del pintor están alojados en el Prado, aunque su obra es mucho más extensa. Se habla de 1.500 conservadas hoy en día. El hecho de que haya un alto porcentaje de ellas en España se debe a la estrecha relación entre el pintor y la corte española del siglo XVII. En todas puede apreciarse la maestría con el pincel del autor y su despreocupación por el trazo fino y perfilado en beneficio de la expresividad. La inspiración que supuso para él Tiziano está presente en gran parte de su legado.

Pero la exposición 'Rubens' no será sólo contemplar cuadros. Una serie de actividades complementarias darán una visión más amplia del artista. Una de ellas es la proyección de un documental dirigido por Miguel Ángel Trujillo. Otra, una charla didáctica de carácter gratuito al comienzo de la exposición. Ésta le servirá al visitante para entender el significado de Rubens, de su obra y apreciar mejor su trabajo. Una serie de claves básicas para no dejar escapar ningún aspecto de una obra rica en detalles.

Y, como colofón a los actos, un concierto centrado en la música barroca, época en la que vivió Rubens. Una curiosa forma de conocer un poco más al artista. El grupo 'La Folía' será quien interpreté el repertorio. Para poder asistir a este concierto es necesario tener una entrada que se podrá recoger, a partir del día 10 y hasta completar aforo, en las taquillas 1 y 2 del museo. Tendrá lugar el viernes 19, a las siete de la tarde y es gratuito.

¿Quién era Pedro Pablo Rubens?

Podría decirse que su nacimiento fue fruto de una reconciliación matrimonial. La familia huyó de Amberes por la persecución religiosa -el padre era calvinista- y se estableció en Colonia. Allí, Jan Rubens entró al servicio de Ana de Sajonia. Su relación pasó de lo estrictamente laboral a lo personal hasta que el marido, Guillermo de Orange, se dio cuenta y encarceló al futuro padre de Rubens. Éste pasó dos años entre rejas y logró salir previo pago de una fianza y aceptando el exilio. Su esposa lo perdonó y nació Pedro Pablo, el sexto hijo del matrimonio. Era 1577.

El pequeño Rubens recibió una educación clásica, aprendiendo latín, griego, alemán, español, francés e italiano. Idiomas todos ellos que le ayudaron a forjarse una sólida carrera en Europa como artista, pero también como diplomático. Las buenas maneras de las que hizo gala las aprendió de su experiencia como paje al servicio de la condesa de Ligne-Arenberg. Con 14, empezó su peregrinaje por varios talleres de artistas de la época.

Poco a poco se fue haciendo un hueco en el panorama artístico europeo, dando el salto definitivo en Mantua (Italia), donde Vincenzo I Gonzaga lo apadrinó en 1600. El momento crucial para Rubens y donde empieza su relación con España ocurrió en 1603, cuando su mecenas lo envió a Valladolid para entregar varios regalos en su nombre al entonces rey, Felipe III. En la ciudad castellana, retrató al duque de Lerma y con ese cuadro su fama se extendió con rapidez por la corte española.

Descubrió Rubens que su capacidad para captar el arte clásico y engrandecer a los personajes a los que retrataba era la mejor forma de satisfacer los deseos de los nobles de la época. Una habilidad que adquirió durante sus bien aprovechados ocho años en Italia, donde estudió a los clásicos griegos y romanos, pero también a renacentistas como Rafael y Miguel Ángel. De todos recibió algo.

El segundo viaje a España de Rubens fue en 1628, cuando el rey Felipe IV, aconsejado por su tía la infanta Isabel Clara Eugenia, llamó a la corte al pintor. La convocatoria fue más como diplomático que como artista. Debía informar del estado de las negociaciones en los Países Bajos. En Madrid, Rubens permaneció menos de un año -hasta abril de 1629-, pero aprovechó su estancia al máximo. Se calcula que llegó a pintar 40 obras.

Algunas pinceladas curiosas sobre Rubens

Uno de sus cuadros más conocidos, 'La Adoración de los Magos', fue pintado en 1609 para decorar el Ayuntamiento de Amberes durante la firma de la tregua de los Doce Años. Pasado el tiempo, la obra cayó en manos de Felipe IV. Entonces, Rubens pidió permiso al rey para retocarlo e incluirse él en el lienzo. Fue entre 1628 y 1629.

Por el taller de Pedro Pablo Rubens pasaron decenas de aprendices. Algunos llegaron a algo y otros no. Uno de los que sí alcanzó gloria y fama se llamaba Van Dyck. Fue ayudante de Rubens en 1616.

Cuando regresó a Amberes, después de la muerte de su madre, llevaba una rutina muy estricta. Se despertaba a las cuatro de la mañana, escuchaba misa y trabajaba unas doce horas en su taller. Mientras pintaba, un lector le amenizaba la jornada leyendo a los clásicos. Después, salía a montar a caballo.

Cuatro años después de la muerte de su primera esposa, en 1630, Rubens contrajo matrimonio con una joven de 16 años. Él tenía 53 y ella se convirtió en su musa. Rubens retrató su voluptuosa figura en muchos de sus cuadros de aquella etapa, como en 'Las tres gracias'.