"El último exorcismo" se sitúa como una de las favoritas del festival

  • Sitges (Barcelona).- La película "El último exorcismo", del director alemán afincado en EEUU Daniel Stamm, se ha situado con derecho propio entre las favoritas en la sección competitiva de la presente edición del Festival de Cine Fantástico de Sitges.

Con Paco Cabezas y su "Carne de neón" llega a Sitges un thriller de altura
Con Paco Cabezas y su "Carne de neón" llega a Sitges un thriller de altura

Sitges (Barcelona).- La película "El último exorcismo", del director alemán afincado en EEUU Daniel Stamm, se ha situado con derecho propio entre las favoritas en la sección competitiva de la presente edición del Festival de Cine Fantástico de Sitges.

Cuando el reverendo Cotton Marcus llega a la granja de la Luisiana rural de Louis Sweetzer espera realizar otro exorcismo de rutina al típico fanático religioso perturbado, quien se ha puesto en contacto con él como último recurso, convencido de que su hija adolescente Nell está poseída por un demonio que es necesario exorcizar.

Incapaz de aguantar el cargo de conciencia que soporta tras años de sacar dinero a creyentes desesperados, Cotton ha decidido filmar un documental confesional del que quiere que sea su último exorcismo, sin embargo, al llegar a la granja familiar, completamente bañada en sangre, no tardará en hacerse evidente que nada podría haberlo preparado para el auténtico mal que allí encuentra.

Stamm ha dicho hoy en la presentación que "en ningún modo quería hacer una nueva versión de 'El exorcista'", sino que pretendía hacer un filme de 2010, o sea que ya se había hecho la película, y de hecho, el protagonista tiene el filme de William Friedkin como fuente de inspiración en su escenificación. "Sabe lo que el cliente quiere y lo que espera".

Para el director, la pregunta principal que plantea "El último exorcismo" es "si Nell está poseída o está loca, pero no se puede dar una respuesta inicial, para no cargarnos la película".

Cualquier parecido con películas con cámara objetiva nerviosa como "REC" o "El proyecto de las brujas de Blair" es pura coincidencia: "Mi película no era de terror como esas cintas y, por tanto, no las tuve en cuenta", ha indicado el cineasta alemán, para quien "la regla principal en nuestro caso era la actuación".

Preguntado por la suspensión de la incredulidad a la que obligan los falsos documentales en el cine, Stamm dice en su descargo que "entiendo la motivación que les llevaría a los reporteros a seguir filmando, porque si tienes un buen material sigues filmando y siempre dices 'una escena más'".

Es natural que si ese equipo de reporteros iba a rodar un exorcismo, entienda que "lo que tienen ante la cámara es puro oro".

Dos cuestiones se pueden plantear ante este tipo de películas: "¿por qué siguen filmando? y ¿cómo han llegado las cintas?, pero nosotros hemos preferido no dar una explicación".

Admite Stamm que hay dos partes bien diferenciadas en "El último exorcismo", unos primeros 45 minutos en los que el espectador cree estar viendo un documental real, con episodios de humor por parte del reverendo protagonista, y una segunda parte de terror psicológico. "Si al principio ya empiezas con el terror tienes que ir aumentando la tensión y resulta difícil mantener la atención del espectador, por eso quería una película con una médula espinal sólida, en la que el humor era una herramienta importante".

No es casual que Stamm sitúe la acción en Luisiana, una región con una cultura que ha recibido influencias de seis nacionalidades, especialmente francesa, y en la que se dan cita varias religiones, sectas e incluso el vudú.

"Como cada religión ha tratado de atraer la atención de más fieles, al final se han radicalizado, y por eso era el lugar con un caldo de cultivo perfecto para que la gente pudiera tener una mayor predisposición a radicalizarse", comenta Stamm.

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