"Éramos tres hermanas", un Chéjov diferente con "perspectiva vital"

  • Con el ánimo de luchar contra la supuesta "intangibilidad de las obras maestras", se presenta "Éramos tres hermanas (Variaciones sobre Chéjov)", la obra de José Sanchis Sinisterra que versiona el clásico de Chéjov y que acogerá el madrileño Teatro de la Abadía a partir de mañana.

Madrid, 26 mar.- Con el ánimo de luchar contra la supuesta "intangibilidad de las obras maestras", se presenta "Éramos tres hermanas (Variaciones sobre Chéjov)", la obra de José Sanchis Sinisterra que versiona el clásico de Chéjov y que acogerá el madrileño Teatro de la Abadía a partir de mañana.

"No es una obra reduccionista", ha advertido Carles Alfaro, director del montaje, en una rueda de prensa en la que ha remarcado que tampoco se puede hablar de "adaptación", sino de una "propuesta singular, con una fidelidad enorme al original y con un aroma a Samuel Beckett y -por supuesto- a Chéjov'".

La novedad más llamativa que introduce este texto es que los personajes han quedado reducidos a las tres hermanas a las que hace referencia el título, y además la edad de las actrices que les dan vida, Julieta Serrano, Mariana Cordero y Mamen García, sobrepasa considerablemente la que tienen las originales, que no llegan a la treintena.

"Cuando me llamaron para la obra, pensaba que era para hacer de Anfisa, la criada", apunta con humor Serrano, quien ha tomado su papel como "un regalo", ya que hasta ahora tenía la sensación de que "había hecho muy poco Chéjov a lo largo de su vida".

El director justifica esta diferencia de edad confesando que, al leer el texto, "no podía imaginarse a los personajes en su edad original": "No me llenaba, siempre tenía la imagen de que serían actores con una perspectiva vital muy clara, aunque no correspondiera a la obra".

Una decisión arriesgada, pero que a ojos de Cordero ha sido todo un acierto, ya que considera que, al tener una edad más madura, pudo reflexionar sobre "cómo era cuando era joven y si había cambiado con el paso del tiempo", lo que ha resultado, señala, "muy enriquecedor para la obra".

Precisamente el paso del tiempo, "una constante en Chéjov", se configura como un elemento de peso en el montaje, porque los personajes "no son capaces de vivir el presente", apunta Alfaro.

"El pasado es casi como una hipoteca que no se atreven a abandonar, y toman el futuro como una coartada para no afrontar lo que el presente les pide", explica el director, así como que las protagonistas realizan un "funambulismo constante", cargadas de la extrema intensidad que caracteriza al autor original.

El juego entre estos tres tiempos, subraya, "se sobredimensiona" en la versión de Sanchis Sinisterra, poniendo más en evidencia la ambición de los personajes por conseguir un equilibrio entre realidad y deseo que "siempre lleva consigo frustraciones".

Asimismo, Alfaro ha remarcado la "tremenda actualidad" de la obra hoy en día, ya que el "hay que vivir" que se proclama desde el escenario se contrapone de forma dudosa con el pensamiento generalizado en la sociedad.

"Nos han quitado hasta un sentido claro respecto a la existencia; el vivir al corto plazo nos lleva a un mundo en el que no tenemos ni idea dónde estaremos en veinte años, por lo que las preguntas que plantea Chéjov son absolutamente demoledoras", opina el director.

Mostrar comentarios