Garzo agradece a Matute la imaginación y la fábula que iluminó toda una época

  • Ana María Matute, fallecida hoy, "hizo de la fabulación y de la imaginación una de las cualidades esenciales" de su obra, con la que iluminó no sólo la narrativa de posguerra, sino también a subsiguientes generaciones de escritores que, como Gustavo Martín Garzo, se sintieron "cómplices" suyos.

Valladolid, 25 jun.- Ana María Matute, fallecida hoy, "hizo de la fabulación y de la imaginación una de las cualidades esenciales" de su obra, con la que iluminó no sólo la narrativa de posguerra, sino también a subsiguientes generaciones de escritores que, como Gustavo Martín Garzo, se sintieron "cómplices" suyos.

Recurrió a la literatura "para sobreponerse a la tremenda oscuridad del mundo en que vivió" de niña, la España de la Guerra Civil y los años posteriores, ha explicado hoy a Efe el narrador Gustavo Martín Garzo, muy dolido por la pérdida de una escritora a la que dedicó su libro "Tan cerca del aire".

"A Ana María Matute, que tiene un ala de cisne", reza esa dedicatoria cómplice a través de la común admiración de ambos por la los relatos de Hans Christian Andersen.

La imaginación "es esa facultad que nos permite encontrar, dentro de la realidad, esa puerta que nos hace escapar de un mundo atroz y seguir disfrutando de ese territorio tan feliz que es la memoria de la infancia", ha añadido el autor vallisoletano.

Matute, según contó ella misma a través de un episodio de su niñez, nació como escritora dentro de un cuarto oscuro de su casa en el que fue recluida para purgar un castigo, y del que se evadió mentalmente a través de la chispa azulada que intuyó al partir un terrón de azúcar que guardaba en su vestido.

"Fue el momento original de su vida como escritora. Pudo comprobar así que, más allá de la ordinaria, existía otra vida distinta, plenamente abierta a la libertad, que es la que precisamente buscan todos los escritores", ha analizado Martín Garzo.

Lo más valioso de su narrativa, ha continuado, "fue esa apuesta por los valores eternos de la infancia, ella que siempre dijo que el adulto era un superviviente del niño, el rescoldo de la infancia".

"Y durante toda su vida siguió siendo una niña, y yo creo que escribía nada más que para sentirse así", ha concluido.

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