Gracia Armendáriz: La escritura es un arma poderosa frente a la adversidad

  • Juan Gracia Armendáriz (Pamplona, 1965) ha puesto punto final a su "trilogía de la enfermedad", un viaje por su experiencia como enfermo renal a través de la literatura que le ha servido como "terapia emocional" porque los escritores, reconoce, tienen un arma poderosa para enfrentarse a experiencias adversas.

Madrid, 14 sep.- Juan Gracia Armendáriz (Pamplona, 1965) ha puesto punto final a su "trilogía de la enfermedad", un viaje por su experiencia como enfermo renal a través de la literatura que le ha servido como "terapia emocional" porque los escritores, reconoce, tienen un arma poderosa para enfrentarse a experiencias adversas.

"Piel roja" (Demipage) es una novela autobiográfica presentada en forma de diario en la que Gracia Armendáriz alude a un "arquetipo de la libertad", esa imagen de una piel curtida por el sol y el viento tras haber salido de la "cárcel" de la enfermedad, esa que retrató en su anterior libro "Diario de un hombre pálido", explica en una entrevista con Efe.

Con una narración amena, el autor aborda con mucho realismo, pero también con lirismo y humor, sus vivencias durante la diálisis y el segundo trasplante de riñón al que ha sido sometido.

Pero también hace referencia a aspectos como el terrorismo, tanto de ETA como los atentados del 11-S en Nueva York, la adopción infantil o la literatura, todo siempre a partir de experiencias familiares vividas por Gracia Armendáriz.

En "Diario de un hombre pálido", Gracia Armendáriz acercó a los lectores al mundo de los hospitales, a la vida de un enfermo renal "atado a una máquina" y a las relaciones entre pacientes de diálisis, todo un mundo claustrofóbico, en definitiva, "una escritura de la enfermedad".

"No quería que esta última obra, la que cierra la trilogía, fuera 'Diario de un hombre pálido 2'. Me había liberado de la atadura de la máquina de la diálisis. Por eso, hay más estoicismo y humor en este libro, lo que hace que la lectura no sea desgarradora, sino más apacible", explica.

Y es que cuando entró en las sesiones de diálisis, recuerda, había ciertas realidades "tan potentes" que no necesitaban ninguna fabulación para ser escritas, por lo que se dedicó a "educar la mirada" para formar el relato.

Pero a pesar de la convivencia con la enfermedad, con la muerte de un compañero de diálisis, el dolor físico y la incertidumbre, el autor navarro describe cómo se afronta la vida con esperanza y con humor.

De esta forma, trata de plasmar episodios evitando "aspavientos, la autocompasión y el desgarro innecesario", intentando distanciarse del personaje, pero al mismo tiempo buscando la calidez.

"Piel roja" hace un guiño al lector y le invita a acompañar al que fuera un hombre pálido y enfermo en su viaje por los territorios de la incertidumbre, la esperanza y la salud.

"Me lleno de ese aire que huele a vida", escribe el autor en su diario a la salida del hospital. Y nos describe también cómo se siente cuando vuelve al centro para realizarse un análisis y ve a los sanitarios que durante cuatro años le trasladaron en camilla o en silla de ruedas: "los observo, me miran, pero no me reconocen. Voy disfrazado de hombre sano".

El escritor navarro afronta en su diario el terrorismo de ETA y cuestiona el fin de la "lucha armada" y a los que "se apresuran a descorchar el champán 'de la paz'. No ven que bajo las burbujas el tigre anda suelto", sostiene.

Arremete también contra el "griterío de la mala conciencia", el de esos escritores que en las redes sociales "vociferan" ahora "después de tantos años de silencio, de volver la cara ante tanta sangre".

Y relata en el libro el episodio que vivió cuando en 1980 ETA colocó una bomba en la casa de su familia en Tafalla.

Amenazada de muerte toda su familia, el escritor recuerda cómo su padre inspeccionaba a diario los bajos del coche, llevándoles a sospechar de una cinta magnética de un casete, o cómo llevaban en el maletero las escopetas de caza, con las que amenazaron a dos motoristas que les perseguían.

Gracia Armendáriz está escribiendo otra novela, "de ficción pura", muy alejada de la autobiografía en la que basó esta "trilogía de la enfermedad". Ahora, después de salir de esa cárcel quiere "fabular, imaginar...".

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