"Hágase el caos. Lux", el nuevo relato histórico de Cava y Seguí

  • Madrid.- Plagado de giros narrativos y referencias históricas, "Hágase el caos. Lux" es el nuevo tebeo de Felipe Hernández Cava y Bartolomé Seguí, un dúo que retoma su pasión por la serie negra en este cómic tan sorprendente como adictivo.

"Hágase el caos. Lux", el nuevo relato histórico de Cava y Seguí
"Hágase el caos. Lux", el nuevo relato histórico de Cava y Seguí

Madrid.- Plagado de giros narrativos y referencias históricas, "Hágase el caos. Lux" es el nuevo tebeo de Felipe Hernández Cava y Bartolomé Seguí, un dúo que retoma su pasión por la serie negra en este cómic tan sorprendente como adictivo.

"Es una trama de suspense, ambientada en la Guerra Fría, en la que las palabras parecen estar disociadas de la realidad, pero sirven a casi todos los personajes para autoconvencerse de que la Historia no tiene demasiadas zonas de penumbra", explica Hernández Cava en una entrevista con Efe.

La obra se retrotrae a 1953, cuando una organización secreta prepara un atentado en Londres contra el mariscal Tito, arquitecto principal de la antigua Yugoslavia. "Tito es uno de esos personajes poliédricos al que, según la faz que iluminemos, le apreciaremos de una forma u otra", afirma el guionista.

Atrapado en este maremágnum conspirativo, Alexander Ostojic se convierte en protagonista involuntario del cómic. "Es una víctima de los poderes políticos. Le he puesto en una tesitura complicada con la esperanza de que remueva todo lo que en él está más reprimido", señala Hernández Cava.

El autor ha cultivado un gusto indudable por el relato histórico, presente de nuevo en "Hágase el caos. Lux" (Norma). "Me sirvo de la Historia de dos maneras: una para poner un espejo ante nuestro presente, y otra para proyectar nuestro presente hacia el pasado y hacerlo más comprensible. El libro realiza ese viaje en ambos sentidos", opina.

La labor de documentación, por tanto, resultó una parte esencial en el desarrollo del tebeo. "Tengo la necesidad de controlar muy bien la cartografía de mis relatos. Cuando considero que eso está conseguido, decido sobre la marcha la ruta que voy a seguir", confiesa el escritor madrileño.

Debido a su extensión, el cómic se publicará en dos entregas. "El formato de álbum francobelga tiene una limitación que ronda las 46 páginas, insuficientes para todo lo que queríamos contar. De ahí que optásemos por dividirlo en sendas entregas, a lo que el lector francés (el español no tanto) está muy acostumbrado", puntualiza Hernández Cava.

El creador se cierra en banda y no desvela muchos detalles, pero deja entrever que la segunda parte, titulada "Umbra", será aún más interesante que la primera. "Al pobre Alex le queda por descubrir casi todo lo que está sucediendo a su alrededor", anuncia de forma lacónica.

Como ya ocurriera en "Las serpientes negras", Hernández Cava forma pareja creativa con el dibujante Bartolomé Seguí, reeditando una formación que conquistó el Premio Nacional de Cómic en 2009. "Fue un refrendo a nuestro entusiasmo y dedicación, pero en esta profesión se empieza continuamente desde cero, y ningún premio sirve de paliativo para el juicio ajeno", lamenta el guionista.

En todo caso, el autor celebra el nacimiento de esta clase de galardones. "Cuantos más existan, mejor para todos los profesionales que siguen creyendo en la grandeza de este medio. Pero el premio más importante, qué duda cabe, sería que hubiese una industria del cómic en España", asegura.

La salud del sector se antoja endeble, y Hernández Cava no atisba un futuro más halagüeño. "Los editores arriesgan poquísimo económicamente y el creador español debe actuar a base de mucho voluntarismo o entusiasmo. O lo que es peor, buscando otros mercados menos raquíticos y más justos en materia de retribuciones", censura.

El autor defiende su independencia profesional, clave a la hora de elegir proyectos "en los que realmente creyera". "Nunca me propuse vivir de este medio, y además habría sido complicado. Tengo que creer en lo que escribo, por eso he rechazado alguna oferta que escapaba a esa empatía total que necesito tener con cada obra", revela.

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