Historiador Felipe Pigna rinde homenaje a la mujer en su nuevo libro

  • Rebeldes, decididas, rompedoras, pero también traicionadas y derrotadas, todas las mujeres, desde las universitarias a las prostitutas, caben en "Mujeres tenían que ser", el libro que presentará hoy en Buenos Aires el escritor e historiador argentino Felipe Pigna.

Mar Marín

Buenos Aires, 16 nov.- Rebeldes, decididas, rompedoras, pero también traicionadas y derrotadas, todas las mujeres, desde las universitarias a las prostitutas, caben en "Mujeres tenían que ser", el libro que presentará hoy en Buenos Aires el escritor e historiador argentino Felipe Pigna.

En este trabajo Pigna repasa el papel de la mujer en la historia argentina, desde los pueblos indígenas hasta 1930, en un intento por reivindicar su protagonismo en la construcción del país.

"Tenía ganas de tratar el tema y hubo una gran insistencia por parte de las lectoras, había un reclamo importante de que nos ocupáramos del rol de la mujer", explicó hoy el escritor en una entrevista con Efe.

Este primer volumen, al que seguirá una segunda parte, es resultado de una investigación "atrapante" que se prolongó durante año y medio y que ha permitido al autor reflejar el papel de la mujer en cada etapa histórica del país.

"La mujer siempre ha luchado con enorme coraje por sus derechos, intentó siempre hacerlo, aunque en momentos pudo asomar la cabeza más que en otros", apunta Pigna, quien subraya el hecho de que "las mujeres que reclamaron por sus derechos nunca dejaron de hacerlo por los derechos de otros, de sus hijos, sus maridos, los trabajadores...".

Esclavas afroamericanas, mestizas, amazonas, monjas, prostitutas, escritoras, espías, anarquistas, guerrilleras, universitarias, sufragistas. A través de 600 páginas el libro descubre a cientos de personajes anónimos conviviendo con reconocidas heroínas.

"Uno se sorprende de lo activas que eran las mujeres económicamente hablando. En Buenos Aires, en el siglo XIX, muchas mujeres trabajaban y la mayoría por cuenta propia", revela el autor, que buceó en partidas de defunción e informes parroquiales para reconstruir sus historias.

De entre los cientos de personajes que desfilan por el libro, Pigna rescata a figuras como Juana Azurduy, a quien define como "una mujer extraordinaria", declarada recientemente máxima heroína de Bolivia, que perdió todo en la guerra, enterró a su marido con sus propias manos y siguió luchando.

Remedios Valle, conocida como "la madre de la patria", una afroargentina que participó muy activamente de la guerra de la Independencia, trabajó como espía, peleó en muchas batallas y finalmente fue encontrada por uno de sus compañeros de armas pidiendo limosna en la puerta de una iglesia, es otra de las protagonistas de este recuento histórico.

También figuran en él las mujeres escritoras, como Bernarda Mansilla, que empezaron a publicar, a veces con seudónimos masculinos, para reclamar el lugar que le correspondía a la mujer en la sociedad argentina; o como las anarquistas porteñas, pioneras en crear un órgano de prensa, "La voz de la mujer", que trataba las preocupaciones del movimiento desde la perspectiva femenina.

"Su lema: ni Dios, ni amo, ni marido, hacía referencia al doble discurso de sus propios compañeros anarquistas. Ellos hablaban contra la sociedad patriarcal, pero luego en sus casas se comportaban patriarcalmente", relata el escritor.

La lucha de las mujeres argentinas por sus derechos, agrega, transcurre paralela al proceso que se vive en Europa o Estados Unidos, incluso a veces Argentina se coloca a la vanguardia.

Es el caso de Julieta Lanteri, italiana de nacimiento, que en 1911 se convirtió en la primera suramericana en votar y se presentó como candidata en 1919 después de conseguir que un tribunal reconociera su derechos políticos.

Lanteri proponía licencia por maternidad, un subsidio estatal por hijo, el sufragio universal, un horario laboral de seis horas para la mujer, salarios iguales para los trabajadores de ambos sexos con empleos equivalentes, pensiones para los obreros, divorcio y abolición de la pena de muerte en un programa electoral que revolucionó la sociedad argentina de la época.

Faltarían todavía décadas, hasta 1947, durante el gobierno del general Juan Domingo Perón, para que las argentinas pudieran votar y para que una mujer, Eva Duarte de Perón, se convirtiera en un referente político para millones de argentinos.

En 2011, otra mujer, Cristina Fernández, acaba de ser reelegida para un nuevo mandato con una ventaja arrolladora en las últimas elecciones presidenciales en un país que, según Pigna, "es menos machista que otros países de América Latina".

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