Íñigo Pirfano: La música no es un lenguaje, es una vía de conocimiento

  • Jose Oliva.

Jose Oliva.

Barcelona, 17 mar.- El compositor, filósofo y fundador y director titular de la Orquesta Académica de Madrid, Íñigo Pirfano, ha volcado todas esas facetas en su último libro, "Inteligencia musical", en el que sus propias reflexiones le llevan a asegurar que "la música no es un lenguaje, es una vía de conocimiento".

Dice Pirfano en una entrevista con Efe que "la música es algo más que un lenguaje, es una vía de conocimiento, porque a través de la música nos conocemos a nosotros mismos, a los demás y al mundo, y encontramos respuesta a nuestras inquietudes más íntimas".

En "Inteligencia musical" (Plataforma Editorial), Pirfano trata sus dos grandes pasiones, la música y la filosofía, desde una óptica empírica, como pensador y gestor de equipos.

"El director de orquesta, como el entrenador de fútbol, debe saber de táctica, pero lo más importante es su capacidad para inspirar a tu equipo y provocar en él una respuesta entusiasta; y eso no se consigue con incentivos", señala.

La idea vertebradora del libro es que la música es "un gran solucionador de problemas, por su gran poder transformador, que incide de manera directa en nuestro estado de ánimo y nos hace más inteligentes, más comprensivos, mejores personas".

Por su conocimiento de Alemania y Austria, donde realizó estudios de Dirección de Orquesta, Coro y Ópera, Pirfano piensa que "la consideración de la música en España es peculiar".

En los países centroeuropeos, la música está presente en la sociedad y la obra musical da cuenta de los temas que más nos apasionan: "el amor, la muerte y la trascendencia".

España, continúa, es un país de gran tradición en artes plásticas, en el que el teatro se ha cultivado de manera eminente con grandes dramaturgos, directores de escena y actores, y sin embargo "nos falta tradición musical" y por eso, entre Tomás Luis de Victoria, en el siglo XVI, y los grandes del XX (Falla, Albéniz y Granados) prácticamente no hay nombres reseñables".

Pirfano cree que se debe desacralizar la música clásica porque "cualquiera puede escuchar a Beethoven", si bien, advierte, "en muchos casos falta la formación necesaria para descubrir que Beethoven es más enriquecedor que la música que estamos acostumbrados a escuchar".

Piensa que sería un error conformarnos con melodías de mero entretenimiento y renunciar a los grandes maestros de la música clásica, al igual que "nos parecería frívolo renunciar a los grandes autores de la literatura como Dostoievski, Tolstoi, Shakespeare, o Thomas Mann".

En el libro, Pirfano sugiere, a través de códigos QR de realidad aumentada, audiciones de música, "vías de entrada" para el profano a ese mundo. "Todos estamos llamados a vivir con plenitud lo que aporta la obra artística", proclama.

El autor no pone en duda que una canción de Bob Dylan pueda satisfacer a alguien, pero "la satisfacción es aún mayor cuando se deleita con una sinfonía de Bruckner".

A su juicio, esa filosofía debería estar presente de manera seria en los sistemas educativos, como sucede en Inglaterra, donde son conscientes de la importancia que la música tiene, "no sólo para futuras vocaciones musicales, sino para formar la cabeza, el corazón, la vida afectiva y nutrir las relaciones interpersonales".

En España, critica el director de orquesta, la música se ha desarrollado de forma "antinatural": en época de bonanza se crearon muchas orquestas, por un interés político, al tiempo que se construían teatros y auditorios, "proyectos megalómanos, que encerraban una política de tipo corrupto, mientras la educación musical está mal enfocada".

La cultura es víctima, a decir de Pirfano, de "una gestión que ha estado en manos de los menos dotados, porque aparentemente es el ámbito en el que menos daños colaterales existen; y ahora de la subida del IVA y de una ley de mecenazgo que no ve la luz ni a tiros".

En un plano más filosófico, Pirfano reclama "más poesía, más quijotes que vean gigantes donde hay molinos", porque así no habrá tanta gente triste y podremos superar los tiempos convulsos actuales, de gran desconcierto general, intelectual y personal.

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