Interesante mano a mano ganadero en Las Ventas con terna sólo voluntariosa

  • Un interesante mano a mano ganadero entre dos hierros de encaste "coquilla" tuvo lugar hoy en Las Ventas, en el que hubo novillos de todo tipo; sin embargo, la terna de novilleros no pasó de voluntariosa.

Javier López

Madrid, 21 ago.- Un interesante mano a mano ganadero entre dos hierros de encaste "coquilla" tuvo lugar hoy en Las Ventas, en el que hubo novillos de todo tipo; sin embargo, la terna de novilleros no pasó de voluntariosa.

FICHA DEL FESTEJO.- Tres novillos de herederos de Alfonso Sánchez Fabrés, los tres primeros, y otros tres de Sánchez Arjona, los tres últimos. Encierro bien presentado aunque con desigualdades, y de juego también variado.

Flojo y soso el primero, noble y manejable el segundo; encastado y exigente el tercero; noble y a menos el cuarto; a la defensiva el quinto; y con "guasa" el sexto.

Pedro Carrero: pinchazo, estocada muy baja y enhebrada, y casi entera atravesada (silencio); y tres pinchazos y estocada (silencio tras aviso).

Manuel Fernández: estocada que "hace guardia" y siete descabellos (leves pitos tras aviso); y estocada que "hace guardia" y estocada baja (silencio).

Jesús Fernández: estocada trasera y algo caída (vuelta tras leve petición); y cuatro pinchazos, casi entera y cinco descabellos (silencio tras dos avisos).

La plaza tuvo casi media entrada en tarde calurosa, que amenazó lluvia, y con "agua" a partir del quinto novillo.

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ROSQUILLAS Y GUINDILLAS

Está de moda el mano a mano ganadero. El más significativo el que tuvo lugar en Valencia a primeros de mayo entre las divisas de Miura y Victorino Martín.

Hoy en Las Ventas, por primera vez, se celebró uno entre dos ganaderías de encaste "coquilla" (Sánchez Fabrés y Sánchez Arjona), procedencia muy mermada dentro de la cabaña brava, y de la que el legendario matador Manuel Jiménez "Chicuelo" dijo que era "dulce como rosquillas y picante con guindillas".

Y hubo de todo, "rosquillas" como segundo y cuarto, "guindillas" como tercero y sexto, y dos "birrias", primero y quinto, los únicos que no se dejaron ni "transmitieron" nada.

El novillo que abrió plaza puso en apuros a Pedro Carrero en el saludo de capote, venciéndose y topando más que embistiendo. Pero pronto se le bajarían los humos en el caballo, desfondándose casi por completo.

En la muleta se movió el animal en el inicio pero condicionado por sus escasas fuerzas y su extrema sosería, defendiéndose y quedándose además cada vez más corto.

Puso voluntad este veterano novillero, que lo pasó por los dos pitones, aunque en el conjunto sólo cabe destacar algún pase aislado, mejor al natural, no obstante, la faena del madrileño, que no pasó de las buenas intenciones, no llegó a nada.

El cuarto fue bravo en varas y suavón en la muleta aunque sin llegar a "romper". Carrero de nuevo estuvo en los detalles sueltos, tratando más de ejecutar el toreo de salón que de imponerse ante un novillo al que muleteó muy en corto y que acabó por aburrirse, parándose al final.

El primero de Manuel Fernández tuvo nervio de salida, mal estilo en varas y movilidad, e incluso calidad, en la muleta. Aquí falló el planteamiento del sevillano, que, aunque lo toreó con mucha lentitud, le faltó darle más sitio al animal, que acabó ahogado. Hubo pinceladas, si, pero el novillo mereció otra faena.

El quinto no tuvo clase y se defendió mucho en la muleta, pero el principal hándicap en esta faena fue el viento de tormenta que se levantó y la lluvia que empezó a caer. Fernández estuvo tesonero pero sin decir gran cosa.

Jesús Fernández tuvo en primer lugar un buen novillo, encastado y exigente, al que toreó por momentos con cierto buen aire en el prólogo por el pitón derecho, el mejor del utrero, pues por el izquierdo se vencía una barbaridad, tanto que llegó a voltearle sin consecuencias después de varios avisos.

No acertó siempre Fernández en la velocidad de los muletazos, sin llegar atemperar las fieras acometidas del de Sánchez Fabrés, que acabó "comiéndose" al espada. Además desarrolló toda la faena en el tercio. No obstante tuvo mérito el torero, pues con tan poco rodaje al menos demostró quietud y muchas ganas.

El sexto fue novillo encastado pero con "guasa": probón, mironcete y pegando arreones. Jesús Fernández se la jugó de verdad, sin arrugarse, sorteando tarascadas y coladas, más meritorio si cabe por la incomodidad del viento. Hizo un esfuerzo notable el catalán, el único que se justificó de verdad en la tarde.

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