J.M. Merino asegura "el sueño ya no existe e incluso nos hemos olvidado de Freud"

  • Madrid.- Considerado un maestro del género breve, José María Merino lleva más de veinte años publicando cuentos que dejan su sombra en la memoria. Ahora, su producción cuentística aparece reunida en "Historias del otro lugar", un libro impregnado por lo fantástico y en el que vigilia y sueño se unen a través de la palabra.

J.M. Merino asegura "el sueño ya no existe e incluso nos hemos olvidado de Freud"
J.M. Merino asegura "el sueño ya no existe e incluso nos hemos olvidado de Freud"

Madrid.- Considerado un maestro del género breve, José María Merino lleva más de veinte años publicando cuentos que dejan su sombra en la memoria. Ahora, su producción cuentística aparece reunida en "Historias del otro lugar", un libro impregnado por lo fantástico y en el que vigilia y sueño se unen a través de la palabra.

"El sueño ya no existe en la sociedad actual, e incluso nos hemos olvidado de Sigmund Freud. El mercado te da los sueños prefabricados", dijo hoy Merino (A Coruña, 1941) en una entrevista con Efe que tuvo lugar en su casa de Madrid y en la que no ocultó la "gran satisfacción" que le produce ver publicada "la versión definitiva" de sus cuentos.

Aunque también "es un compromiso" porque no sabe, dice, "si habrán soportado el paso de los años".

Los ha revisado uno a uno, y el escritor cree que en todos ellos hay "una línea de conducción: qué extraña es la realidad", y ve también cómo reflejan "una mirada fantástica de la realidad cotidiana".

"Con el paso de los años, lo fantástico empieza a ser lo cotidiano visto con muchísima extrañeza", señalaba Merino tras reconocer que sus cuentos producen "desazón" en el lector y le dicen: "¡Cuidado! La realidad no es lo que parece".

Publicado por Alfaguara, el libro contiene 66 cuentos pertenecientes a los libros "Cuentos del reino secreto", "El viajero perdido", "Cuentos del barrio del refugio", "Cinco cuentos y una fábula" y "Cuentos de los días raros".

Ese "otro lugar" al que alude el título del libro que ahora ve la luz es "el que inventa la ficción. Es un lugar hecho por la imaginación donde las cosas tienen un orden, un sentido, al contrario de lo que sucede en la vida real, donde la mayoría de las cosas no se entienden y todo es un poco azaroso y misterioso".

Y no lo dice sólo por "las catástrofes naturales", precisa el escritor y académico de la Lengua, a quien el terrible terremoto que sacudió Chile el pasado 27 de febrero lo dejó sin participar en el Congreso Internacional de la Lengua, que se tenía que haber celebrado en Valparaíso y que fue suspendido por el Gobierno chileno.

"La realidad es difícilmente abarcable y comprensible. El otro mundo, el de la literatura, da un sentido a las cosas, aunque sea desde una mirada tenebrosa y pesimista", aseguró Merino.

Desde niño fue "muy lector" y, cuando cayó en sus manos ese "monumento de gracia" que es "Las mil y una noches", se dio cuenta de que "sueño y vigilia son el haz y el envés de una misma realidad".

Años más tarde, los personajes de sus cuentos se moverían con facilidad por ese territorio en el que "sueño y vigilia se mezclan a través de la palabra", algo que él defiende aunque "pertenecemos a una cultura en la que el sueño ya no existe", aseguró. Y no se sueña porque "nos hemos materializado en el peor sentido: la sociedad de consumo nos da los sueños hechos".

Pero lo fantástico, insiste Merino, "es verdad. A veces yo sueño que vuelo o sueño cosas absurdas, y ese sueño pertenece a mi persona, es materia. ¿Por qué no va a ser respetable?", se pregunta el escritor, consciente de que en España la tradición fantástica no cuenta con demasiados adeptos.

A Merino le gustan los cuentos que "dejan su sombra en la memoria", y eso le sucederá al lector que se adentre en las narraciones breves de Merino y tropiece, por ejemplo, con "Las palabras del mundo", ese inquietante relato en el que el profesor Souto desaparece de forma misteriosa tras haber dejado de entender las palabras escritas.

"Sin palabras no hay mundo", subrayó el autor de "La sima", a quien le preocupa que la gente joven tenga cada vez menos vocabulario y "no se dé cuenta de que eso es estar perdiendo el mundo".

"Cuando yo era niño, me gustaba consultar en el Diccionario las palabras que no entendía, pero ahora a los chavales no les interesa eso. Creen que tener un código lingüístico reducido es mejor, y no se dan cuenta de que su mundo se está empequeñeciendo".

"Cuantas menos palabras, menos mundo", aseguró Merino, que ya tiene entre manos un nuevo libro de cuentos y le da vueltas a algunas ideas de cara a una futura novela.

Ana Mendoza.

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