Jennifer Lawrence, del glamur al desastre en segundos

  • Alicia G.Arribas.

Alicia G.Arribas.

Madrid, 11 nov.- Ganadora del último Óscar a la mejor actriz protagonista, Jennifer Lawrence es también una chica de 23 años a la que le encanta la comodidad y de la que se ríen sus amigos porque, en cuanto acaba de trabajar, no deja un solo rastro de "glamur" en su cuerpo: "Es como si saltara a un cubo de basura".

La broma, explica la actriz en una entrevista con Efe realizada hoy en Madrid, donde promociona su última película "Los juegos del hambre: En llamas", parte de sus íntimos, que le toman el pelo cuando ven el cambio que experimenta cuando deja atrás las cámaras.

"Mis amigos me dicen que, en cuanto acabo de trabajar, es como si saltase a un cubo de basura, porque termino, me meto en mi habitación, me saco toda la ropa, me lavo la cara para quitarme el maquillaje, me despeino -dice, mientras acompaña la descripción con gestos y entre risas-, y el resultado es como si me metiera en un contenedor o me tirase encima un cubo de basura".

Hoy, enfundada en un vestido elástico de dos piezas de Alexander McQueen en azul "klein" y unos "stilettos" de vértigo en blanco y negro, la actriz lucía además unas larguísimas pestañas (ocurrencia de su maquilladora, la oscarizada por tres veces Ve Neill) por todo toque exótico en su cara, que estaba reluciente, como de recién levantada.

Nada más lejos de la verdad, porque la actriz, que a veces contenía un bostezo, lleva una semana recorriendo Europa con la promoción de la película: ayer estuvo en Alemania y después irá a Francia e Italia, antes de regresar a casa.

Tras su introducción en Hollywood con su impresionante interpretación de la joven Ree en "Winter's Bone" (2010), una adolescente capaz de cualquier cosa por sacar adelante a su familia consiguió el Óscar en su segundo intento, con una deliciosa desequilibrada que enamora (y se enamora) del todavía más desequilibrado Bradley Cooper en "El lado bueno de las cosas".

Para entonces ya había sido aclamada como "musa" del cine independiente, tras su participación en "El castor" y poco después en "X-Men: Primera generación", de la que tiene pendiente su precuela, "X-Men: Días del futuro pasado", y aún le esperan entre 2014 y 2015 siete largometrajes y el estreno de "American Hustle", de nuevo con Cooper.

"Me encantaría trabajar con Alejandro González Iñárritu o con Woody Allen, pero mis planes para el futuro son muy distintos: sueño con relajarme y conseguir una casa, y tener tiempo para hacer de esa casa un hogar y estar con mis amigos y mi familia, y poder ser realmente una chica de 23 años", advierte.

En ese momento, la actriz decide bajarse de sus finísimos tacones y calzarse unas cómodas zapatillas de felpa de color rosa. Aunque sigue sentada y atenta a las preguntas, está claro: empieza la transformación.

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