Joan Fontcuberta y la indiferencia fotográfica

  • La editorial Gustavo Gili publica un breve ensayo de Joan Fontcuberta en el que el artista barcelonés parte de dos sonadas polémicas en torno a la fotografía para reflexionar sobre la compleja relación entre la cámara y la verdad.
'Indiferencias fotográficas y ética de la imagen periodística'
'Indiferencias fotográficas y ética de la imagen periodística'
lainformacion.com
Alessia Cisternino

Se dice que una imagen vale más que mil palabras. Es una manera de afirmar que una imagen refleja siempre la verdad. Pero, ¿esto es cierto?. Joan Fontcuberta vuelve a reflexionar sobre la complicada relación de la imagen fotográfica con la verdad en un breve ensayo recientemente publicado por la editorial Gustavo Gili que se titula 'Indiferencias fotográficas y ética de la imagen periodística'.

El ensayo, en el que Fontcuberta maneja y juega con todos los "sacramentos" de la fotografía y del fotoperiodismo – desde la objetividad a la "verdad de los hechos", pasando por la honestidad y la ética – con la intención de actualizarlos o redefinirlos, utiliza como punto de partida dos sonadas polémicas en torno a la fotografía.

Polémicas en torno a la fotografía

La primera es la que se originó a partir de una foto de Javier Bauluz de julio de 2000 en la que dos bañistas en una playa de Zahara de los Atunes observan con aparente indiferencia el cuerpo de un inmigrante subsahariano ahogado después de cruzar el Estrecho a pocos metros de distancia. La segunda polémica se originó a partir de una foto de Clemente Bernad en la que aparecen dos radiografías del cráneo del concejal del Partido Popular en Ermua Miguel Ángel Blanco, secuestrado y asesinado por ETA en 1997.

La primera foto suscitó clamores desde el primer momento. Publicada por primera vez en el periódico La Vanguardia en octubre del 2000, la foto de Bauluz rebotó a la portada del mismísimo New York Times. En 2002, en su libro 'Diarios', el periodista Arcadi Espada denunció la foto de Bauluz como un ejemplo de "ficcionalización de la realidad" dando inicio oficialmente a una polémica que generó una nueva respuesta de parte de La Vanguardia y luego otra vez de Espada. Al contrario, explica Fontcuberta en el ensayo, la segunda fue publicada por todos los periódicos sin originar ningún tipo de polémica, hasta cuando diez años después Clemente Bernad pidió permiso a la hermana de Miguel Ángel Blanco para exponer esta foto en una colectiva en el Museo Guggenheim y ésta se lo denegó.

La fotografía se hace mayor

Fontcuberta no entra en el mérito de estas dos polémicas, pero sí las aprovecha para reafirmar la idea de la fotografía como construcción siempre y en cualquier caso y de la ética como algo que no se puede exigir a la fotografía sino al fotógrafo.

Registro o discurso, descripción o relato, parcialidad o neutralidad. Fontcuberta hunde las manos en antiguas cuestiones ligadas al trabajo fotográfico. Por otro lado, analiza el impacto del marco en la sustancia conceptual de una imagen. ¿Por qué las fotografías de las dos radiografías aparecieron en los periódicos mientras no se accedió a que una de ellas fuera expuesta en un museo? ¿Qué supone el pasaje de la fotografía del estado de la iconicidad al de la simbolización? ¿De la fotografía documental a la manifestación artística, donde pierde cualquier carga política convirtiéndose en un elemento puramente decorativo?

En otras palabras ¿qué pasa cuando la fotografía deja la indiferencia estética – la intención de objetividad – por la estética de la indiferencia? Para la fotografía, dice Fontcuberta, es como hacerse mayor e irse de casa. Decida donde decida vivir tendrá que respectar las normas establecidas por su "comunidad de vecinos".

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